Bilbao- El objetivo es crecer juntos en un mundo más globalizado. Que la diáspora no sea solo una comunidad exterior con un fuerte sentimiento de identidad sino parte activa en el progreso de su Pueblo. El potencial para lograrlo existe; está ahí fuera, reconoce Kingsley Aikins (Dublín, 1951), pero hay que trabajarlo en todos los campos.

¿Es necesario un manual que enseñe a los gobiernos a atender a sus respectivas diásporas?

-Sí. Además se lo voy a enseñar [saca de su maletín un volumen con el título Manual de Estrategias para la Diáspora Global].

¿Echa en falta un mayor compromiso con las diásporas?

-Sí. Ahora los países están empezando a darse cuenta de que tienen la capitalidad de la diáspora. De que lo que antes eran actores perdidos ahora son activos nacionales. Y que si siguen una serie de estrategias pueden construir una relación con estas personas que sería de un enorme beneficio. Hay cuatro países que lo han hecho realmente bien: Israel, India, Irlanda y China.

¿Y qué aspectos deben ser abordados con mayor urgencia?

-Es necesario responderse a las preguntas: ¿Quiénes son mi diáspora? ¿dónde se encuentran? y ¿qué es lo que están haciendo? Otra pregunta que nos debemos hacer es qué podemos hacer para nuestra diáspora y no tanto qué puede hacer la diáspora por nosotros. Y la tercera cuestión es darnos cuenta de que se pueden implantar distintas políticas para distintos sectores: comercio, turismo, inversión, finanzas, educación, cultura, deporte, voluntariado, la mentorización,....

¿Y qué podemos hacer entonces?

-Lo primero escuchar, averiguar cuáles son sus necesidades y qué esperan de su país de origen. Eso lo hizo India en 2002. Carecía de relación con su diáspora. Organizó una comisión que viajó durante 18 meses por todo el mundo para escuchar a su diáspora. Y entonces cambió muchísimo e inició una serie de programas.

¿Alguna estrategia básica para facilitar vínculos con el país de origen?

-Tenemos que crear una red, apoyar a las organizaciones vascas y construir capacidades a fin de fortalecerlas. Hay que organizar eventos para reunir a las personas y usar la tecnología, que es extraordinaria. Pero siempre con sentimiento. Hay que conectar con las personas, pero no solo con la tecnología...

¿Cuáles son los beneficios de tener una diáspora organizada?

-Diáspora igual a empleo. Si se lo decimos a los gobiernos escucharán. Cada país, y el País Vasco no es una excepción, tiene que identificar los agentes de cambio, personas en una situación de influencia en el mundo que pueden llevar un negocio al País Vasco...

La diáspora vasca es...

-Grande, diversa y lejana, efectiva porque tiene puestos de poder y éxito y una larga historia detrás....

Hablaba de conexión tecnológica pero también sentimental. Hace tiempo la Administración vasca presentó la iniciativa Global Basque Network para aprovechar el mundo digital y conectar a la comunidad vasca allá donde esté.

-Hay que decidir a qué tipo de segmentos nos dirigimos, pero en realidad creo que no existe una única diáspora vasca; hay muchas y variadas, y por lo tanto hay que emprender distintas políticas dirigidas a los distintos tipos de diáspora que existen. Lo que puede funcionar en Estados Unidos puede que no funcione en Argentina o en Colombia? Hay que ser flexibles.

O sea, particularizar.

-Exacto. No hay una receta mágica para todos.

Tampoco hay receta mágica para esto que le pregunto ahora, pero ¿cómo se hace para mantener el sentimiento de pertenencia a un país en el que no se vive?

-En el pasado el lugar de residencia primó sobre la identidad de la persona. Pero el mundo es hoy más un mosaico que un crisol y las personas queremos pertenecer a algo.

¿Cree que la Administración vasca está comprometida?

-Sí.

¿Algo que mejorar?

-No conozco lo suficiente, pero creo que el País Vasco tiene potencial para estar entre los diez primeros países en el campo de la diáspora, aunque ahora no lo ocupa.

¿Y cómo hacerlo?

-Probablemente necesita más programas, una estrategia nacional? ¿Tiene embajadas en el mundo?

Sí, delegaciones.

-Lo que necesita hacer es conseguir todos los datos, investigar para saber dónde están los vascos en el mundo y me supongo que ya tienen mucho trabajo hecho... Pero la diáspora vasca es muy grande en comparación con el tamaño del País Vasco ¿Cuál es la población aquí? ¿Tres millones?

No llegamos?

-Pues la diáspora puede ser de cinco o seis millones... Es decir que puede haber mucho potencial?

Mientras la diáspora aumenta su sentimiento de pertenencia, aquí parece que pasa desapercibida...

-Siempre existe una tensión entre el país de origen y su diáspora porque ellos se marcharon. Por lo tanto hay que educar, contar una historia del éxito que han tenido los vascos en todo el mundo, y crear un sentimiento de orgullo, y valorar esa diferencia que existe entre el País Vasco y esa nación global que existe ahí fuera. Y crear más actividad y programas. De algún modo, es una forma de hacer Acción Exterior a bajo coste.

¿Ese podría ser el resumen de su término ‘diasporize’?

-Más o menos. Diasporize quiere decir que el enfoque tiene que venir del Gobierno en su totalidad, no de un departamento solo. Todos deben implicarse; y todos los sectores, las empresas, la educación, los sindicatos o la prensa tienen que comprender el concepto y el beneficio de la diáspora para el País Vasco. Y eso quiere decir que todos tienen que participar, no sólo dentro del País Vasco sino fuera. Eso significa diasporize.