Bilbao - Miraban de lado a lado, sorprendidos, y se frotaban los antebrazos. “Tenemos los pelos de punta”, señalaban los vecinos de la calle Mezo del barrio de Astrabudua, en Erandio. Pero no por frío. A las afueras del municipio, en unos bloques cercados por la carretera y varios caseríos, el día amaneció trágico: el hallazgo del cadáver de Almudena Matarranz, una bilbaina de 39 años. Los vecinos, tan sorprendidos como consternados, comentaban que hasta ayer no habían visto indicios de esta violencia en la pareja y achacan el suceso a los problemas económicos que padecía Jorge, el presunto asesino, del que destacaron su carácter introvertido y que padecía esquizofrenia.
“No solían estar mucho por el barrio, pero siempre te deja sin aliento saber que algo así ha ocurrido a unos metros de ti”. Desde el bar El Valle, un establecimiento situado a escasos metros de donde ha acaecido la tragedia, sus camareros se mostraron desconcertados. “¿Qué ha sucedido? ¿Qué ha sucedido?”, se preguntaban todos los presentes. Entre café y café, algunos vecinos incluso acudían a los policías y periodistas en busca de información. Su respuesta una vez enterados de la funesta noticia: “No nos podemos creer que haya ocurrido algo así en esta zona”. Aitor Sarday, un vecino del bloque, confiesa que se le ha revuelto el estómago. “Jorge no tenía pinta de meterse en problemas y no esperaba para nada lo que ha sucedido”. Después de todo, asegura que era tranquilo en general. “Broncas con su pareja sí que tenía, como todos, pero de ahí a esto....”. Aitor se mudó hace 30 años a esta calle y vive precisamente un piso por encima del que habitaban Jorge y su madre, Marisol. “Él solo venía esporádicamente, porque también tiene un piso junto con su pareja en Laredo”, explica.
Los vecinos no escucharon ningún ruido extraño la noche de la tragedia. Aun así, Aitor recuerda que todo era diferente cuando vivía el padrastro de Jorge. “Discutían mucho entre ellos, seguramente por temas económicos, y sí que se montaba escándalo”. También apunta que Jorge lleva casi toda la vida en paro. “El padrastro siempre le decía que no hacía nada y que así no podía estar en casa”. Además, a ello hay que sumarle que tanto la madre como Jorge habían sufrido diferentes episodios de esquizofrenia. “Ambos eran muy raros”, señalaba una vecina del bloque contiguo. Por ello, no se explica cómo una mujer como ella había terminado con alguien como él. “Me chocaba mucho, porque ella era una chica normal, mientras que él era bastante introvertido”.
El mensaje general de la vecindad es el mismo: “Este es un acto diabólico que hay que cortar por lo sano”. Algunos de ellos se preguntaban cómo, estando diagnosticado de esquizofrenia, no había impuesto algún tipo de seguimiento médico y psicológico que pudiera advertir de este tipo de conductas y, así, evitar estos sucesos. Por otra parte, las instituciones mostraron su rechazo a esta violencia y el Ayuntamiento de Bilbao ha convocado una concentración para esta mañana. En una declaración oficial, la Junta de Portavoces instó a “no consentir ni permanecer en silencio” ante la violencia ejercida contra las mujeres.