Bilbao - Pese a su fama de planeta desolado, polvoriento e inerte, Marte tiene riachuelos de agua líquida y salobre que fluyen de manera intermitente por sus laderas. Así lo confirmó el lunes la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA) tras varios meses barajando dicha hipótesis. Las observaciones realizadas con el orbitador MRO de la NASA aportaron las pruebas “más sólidas” hasta el momento de los arroyos que, según los últimos análisis, se encuentran en cuatro lugares diferentes de la superficie marciana y que manan durante el verano y parte de la primavera del planeta rojo. ¿Pero qué importancia tiene la confirmación?

Según Teresa del Río Gaztelurrutia, miembro del Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV/EHU, lo principal y lo “más inquietante” es si hay o no vida en Marte. “Se pensaba que hubo agua en el pasado, luego que también pudieron existir trazas de vida, pero esta confirmación implica que pueda haber vida en el planeta rojo en la actualidad”, apunta. Pero no marcianos ni organismos demasiado complejos, explica. “Serían bacterias y microorganismos”. Aun así, asegura que podría suponer el descubrimiento del siglo.

Por otra parte, Del Río abunda que si a día de hoy aún no existe la tecnología para aprovechar dicha agua, su presencia en Marte tiene implicaciones astrobiológicas, geológicas e hidrológicas que pueden afectar a una exploración humana en el futuro. Aunque también comenta que esa agua puede conllevar algunas complicaciones. “Por ejemplo, de ahora en adelante habrá que tener mucho más cuidado que antes para no contaminar ese agua con vida de origen terrestre”.

Sin embargo, primero hay que averiguar de dónde sale esa agua. “Podría venir de la superficie o de la atmósfera, etcétera”. Un dato curioso, en opinión de Del Río, es que Marte es muy frío y ello hace pensar, a priori, que no se encontrará agua líquida. No obstante, comenta que esto es posible gracias a su carácter salobre. “Es lo mismo que cuando se echa sal a la carretera: cuesta más que el agua se congele”. La temperatura de congelación aproximada: de dicha agua es de menos 23 grados.

El gran interés por Marte, además de ser el planeta más próximo a la Tierra, viene dado porque geológicamente tiene mucho parecido con el planeta azul, explica Del Río. Para empezar, tiene una superficie sólida. Las condiciones de Marte son muy duras, porque las temperaturas son muy bajas, y todo ello sin contar con que la protección que aporta la atmósfera terrestre allí sería casi inexistente. “Pero la de Venus, por ejemplo, es infernal”. Temperaturas altísimas, presencia de ácido sulfúrico y otros elementos corrosivos en su atmósfera... “Marte no es el paraíso, pero dentro de los sitios de alrededor es lo menos hostil”. De ahí que desde hace años se envíen pequeños vehículos de reconocimiento, para analizar tanto la superficie como las propiedades del planeta.

El proyecto de la UPV/EHU Desde el Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV/EHU también aportan su granito de arena en la exploración del planeta rojo. En la actualidad, están involucrados junto con el Centro de Astrobiología de Madrid en la creación de un instrumento para la misión de la NASA Marte 2020: el MEDA. “A grandes rasgos, es una pequeña estación meteorológica que servirá para recopilar información sobre la atmósfera del planeta rojo”. Ello les dará la oportunidad de acceder de primera mano a los datos de la misión futura más importante planeada por la NASA.

“Es fácil que haya misiones humanas a Marte”. En opinión de Del Río, estas supondrán una línea prioritaria en un futuro del que ahora se dan los primeros pasos. “Todavía estamos preparándonos, pero Marte es nuestro siguiente objetivo en el sistema solar”.