CADA año la ONG Intermón Oxfam aporta datos sobre la concentración de riqueza en manos de una elite privilegiada que apenas es el 1% de la población mundial mientras el 99% restante vive o malvive con menos de lo que acumulan los ricos. Pero, lamentablemente, para hablar de desigualdad ya no hace falta referirse al fuerte contraste entre un grupo de multimillonarios y los habitantes de algún país pobre, porque aquí también estamos viviendo las consecuencias de una distribución desigual de los efectos de la crisis. Todos los informes y análisis de la realidad social destacan que la recesión económica, los recortes y las medidas de austeridad están aumentando la desigualdad y creando una sociedad polarizada con cada vez más pobres y excluidos a un lado, y ciudadanos acomodados, a otro. Euskadi no escapa de esta tendencia a sufrir una fractura y en los últimos años ha desandado parte del camino que había recorrido en cohesión social.

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