Gasteiz. Algo tendrá la nieve cuando al caer genera tanta expectación. Sea por su color impoluto, por su sosegada atracción o por la novedad que genera en las fisonomías paisajísticas, las nevadas, como las de ayer, se involucran en la vida diaria convirtiéndose en primeras protagonistas del día a día. El temporal descargó con cierto descaro, sobre todo, en Araba. Sin embargo, las precipitaciones no consiguieron cuajar y, cuando lo hicieron, solo lograron ralentizar la actividad ligeramente durante el tiempo en el que reinaron, que fue escaso. Eso sí, también hubo excepciones, como de costumbre, en los puertos de montaña más enrevesados de la red secundaria de carreteras. No en vano, Orduña, Barrerilla y Herrera estuvieron cerrados durante varias horas debido a la nieve acumulada en la calzada. El tráfico en otras cimas se tuvo que restringir a vehículos con cadenas.

En concreto, tal y como indicaron a este diario fuentes del Departamento de Seguridad del Gobierno vasco, sobre los puertos de montaña de Azazeta, Opakua, Bernedo, Zaldiaran, Krutzeta y Vitoria se extendió la prohibición del paso de camiones y vehículos articulados. Para el resto, el tránsito se supeditó al uso de cadenas, al igual que aconteció en la carretera A-2128 entre Kontrasta y Santa Cruz de Campezo. Además, y sin salir de la red secundaria, desde la Ertzaintza se llegó a solicitar circular con precaución en Altube, en el vizcaino Urkiola y en el guipuzcoano Etxegarate. Por contra, en la red principal de carreteras se circuló con normalidad, ya que la nieve no ocasionó problemas, al menos, no de manera extensiva. En principio, el primer arreón invernal del año no tendrá continuidad a lo largo del día de hoy en forma de nuevas nevadas. No en vano, las previsiones meteorológicas apuntadas por Euskalmet, hablan de una cota de nieve ascendiendo hasta alcanzar al mediodía los 1.300 metros.

Lluvia extrema, según una tesis

Por otra parte, el clima vasco podría tender a una "mediterranización" a lo largo de este siglo, con veranos con menos precipitaciones, un aumento de las rachas secas en otoño y un posible aumento de la lluvia extrema en un 40%. Estas son las principales conclusiones de una tesis doctoral desarrollada por el físico Robert Monjo.