Bilbao
Está conviviendo con unos indeseables compañeros microscópicos que le atacan con estornudos, lagrimeo, dolor de garganta y malestar general? Tranquilo/a, los sufrirá, por lo menos, dos o tres veces estos meses y en docenas de ocasiones a lo largo de su vida. El otoño es además la estación por antonomasia de los resfriados. Congestión nasal, nariz inflamada, dolores musculares... síntomas propicios para las leyendas urbanas y los mitos de esa infección del tracto respiratorio que puede ser causada por unos 200 tipos de virus.
Contra todo pronóstico, el frío no es el causante exclusivo de los resfriados. El resfriado en una enfermedad originada por virus que se transmiten de unas personas a otras ya que estos viajan, sobre todo, por vía aérea a través de las gotitas originadas al hablar, toser o estornudar. Puesto que el catarro es consecuencia de la acción de los virus, la inhalación de estos cuando el enfermo tose, estornuda o exhala puede provocar el contagio.
La doctora Aurora Garré estima, sin embargo, que "la temperatura y la humedad que hay en estos meses hace que se reproduzcan con más facilidad, y también porque tendemos a estar más tiempo en casa o en lugares cerrados con otras personas". Si bien es verdad que las bajas temperaturas predisponen a sufrir infecciones respiratorias, no son un factor directo. "Los virus penetran en las células de la mucosa nasal cuando ésta se enfría, y desde allí se multiplican y se extienden de forma progresiva a la faringe, laringe y bronquios", incide.
La famosa ingesta de vitamina C es otro mito recurrente y, sin embargo, no existen pruebas científicas de que un aporte extra de vitamina C reduzca la incidencia ni la duración de los resfriados. Después de revisar 55 estudios, científicos australianos determinaron que incluso dosis diarias treinta veces superiores a los requerimientos, no proveen al organismo de una protección extra contra las infecciones.
curarlo solo o en compañía
¿Liquidarlo en una semana?
Luchar contra un resfriado común no es fácil y sus síntomas son muy desagradables aunque, en ausencia de complicaciones, suelen desaparecer antes de una semana. A menudo, el resfriado debuta con dolor de garganta y se puede acompañar de malestar general, cefalea, tos, fiebre o ronquera, que no acostumbran a ser muy intensos. Pese a que todo el mundo está KO alguna vez, todavía existe desconocimiento acerca de cómo se contrae esta patología y las posibles medidas de prevención. Aunque el resfriado no tenga remedio, hay una serie de trucos para aliviarlo. Para combatir es enfermedad leve -pero muy extendida- debemos taparnos la boca, no compartir servilletas ni cubiertos o ventilar muy bien la habitación. Porque nadie se libra, por ejemplo, de una buena congestión nasal, uno de los principales síntomas del resfriado. Tampoco es necesariamente cierto que si nos resfriamos es porque estemos bajo en defensas. Una persona adulta sana puede padecer perfectamente de dos a cuatro catarros durante el año. Y los niños pueden incluso duplicar esta cifra.
Los expertos aclaran que lo importante es mantener bien delimitada la diferencia entre la gripe y el resfriado común. Mientras que en el resfriado los síntomas son benignos y suelen desaparecer por sí solos al cabo de unos días, la gripe es potencialmente grave, ya que puede presentar complicaciones como bronquitis o neumonía que, en determinados grupos de riesgo (personas asmáticas, ancianos, niños?), pueden tener un pronóstico grave.
Los analgésicos y antitérmicos no aceleran la curación del catarro, pero ayudan a aliviar la fiebre y los dolores. Transcurridos de dos a cuatro días desde el inicio de los síntomas, estos se hacen más leves, la fiebre empieza a remitir y, si no surgen complicaciones, el cuadro desaparece en unos siete días.