Bilbao. Lejos de los focos y al abrigo ya de familiares y seres queridos, los dos arrantzales de Bermeo que han cumplido un mes de condena en Dakar acusados de un delito ecológico, volvieron a recorrer ayer el empedrado de las calles de su pueblo y a respirar el salitre de la mar, de su casa. El capitán J. A. A., y el patrón de pesca J. A., del Almadraba Uno, aterrizaron a primerísima hora de la mañana en el aeropuerto de Bilbao tras haber volado toda la noche desde la capital senegalesa hasta Madrid, donde enlazaron con otro vuelo hasta La Paloma para ser recibidos, en la intimidad, por sus allegados.

De este modo tan discreto escribieron el punto y final a los más de dos meses de impaciencia, agitación, desvelos, desasosiego e incertidumbre que han seguido al encallamiento del atunero en la pequeña Isla Magdalena, un paraje de alto valor ecológico localizado a escasas millas de la costa del país africano. La propietaria del atunero que faenaba en aguas del Atlántico norte, la firma gallega Petusa, agradeció a la tripulación la labor efectuada tras el accidente, colaborando con las autoridades y cooperando en las tareas para vaciar el buque de aparejos, redes y otros objetos susceptibles de desprenderse y dañar ese espacio protegido.

De hecho, tanto el capitán como el patrón de pesca del Almadraba Uno aparecen retratados en algunas de las fotografías tomadas durante el operativo de limpieza del atunero a las que ha tenido acceso DEIA. Y las propias autoridades senegalesas, por boca del ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible Haidar El Ali, reconocían al diario local Le Soleil el pasado 12 de agosto que la tripulación del buque accidentado "trabaja de la mañana a la noche para ayudar a los equipos a liberar el buque de sustancias peligrosas". Esos trabajos de limpieza y descontaminación de la embarcación fueron ejecutados durante cuatro semanas entre agosto y septiembre por la firma BAM, especializada en la extracción de hidrocarburos, con sede en Santurtzi.

Precisamente, un nuevo equipo formado por cuatro profesionales de esta empresa viajará de nuevo a Dakar este domingo para cumplir con el contrato firmado ayer mismo: reflotar el buque. El calendario previsto por Iñaki Beldarrain, cabeza visible de esta compañía vasca, apunta a un plazo de "unas dos o tres semanas" para poder enderezar el atunero-congelador. Luego, casi con total seguridad, será hundido en un lugar que determinen las autoridades de Senegal.

Ese tiempo será empleado por los dos arrantzales de Bermeo y por sus familias para recuperar la normalidad, alterada desde el 2 de agosto -cuando se produjo el encallamiento- y perturbada íntegramente desde que el 13 de septiembre, sin previo aviso, el capitán y el patrón de pesca del Almadraba Uno (junto al marinero de nacionalidad ghanesa G. E. W. que estaba de guardia cuando sucedió el siniestro) fueran apresados, encarcelados y desprovistos de sus teléfonos móviles.

"Un poco bajito" La suma de todas esas circunstancias ha provocado que haya sido una marea más larga de lo habitual, demasiado. Afortunadamente, personal del consulado general de España en Dakar y el agente de Petusa en la capital senegalesa han mantenido un contacto periódico con los arrantzales y el marino ghanés durante su encarcelamiento con el objetivo de certificar que su estado de salud era bueno y, además, actuar de correa de transmisión entre Dakar y Bermeo.

A pesar de todo, la mujer del patrón de pesca reconocía este domingo, después de la liberación de los marinos, que había podido hablar con él vía telefónica y que lo encontró "un poco bajito" de ánimo.

En este sentido, la compañía gallega desplegaba sus agradecimientos "a las familias por la discreción y entereza en los momentos vividos, al agente en Senegal, Pedro Évora por su ayuda inestimable. Asimismo agradecemos el apoyo recibido por la señora embajadora de España en Dakar, al señor cónsul de España en Senegal y demás personal de nuestra delegación diplomática" e igualmente a las autoridades española y vasca, rezaba el escueto comunicado de prensa enviado ayer.

Y es que el Gobierno vasco también ha actuado con prudencia, respeto y tacto en esta cuestión, tal y como habían requerido los familiares de los dos arrantzales. El titular del Departamento de Justicia y Administración Pública, Josu Erkoreka, ha seguido muy de cerca todo lo ocurrido en el país africano y durante este tiempo ha tenido línea abierta y directa con la diplomacia española y con los allegados del capitán y del patrón de pesca, a quienes felicitó por su vuelta a casa.