bilbao. "Es intentando lo imposible como se realiza lo posible", concluyó en su día el escritor Henri Barbusse. El jurista y escritor bilbaino Gabriel Mariscal, fallecido ayer a los 80 años, realizó lo posible y llegó a lograr lo imposible a base de alimentar su inteligencia, la que todos coinciden en que fue privilegiada. El abogado vizcaino desempeñó con corazón cargos de alta responsabilidad como fue el de vocal de la Comisión Arbitral, órgano constitucional vasco. También cumplió labor como asesor jurídico de EITB y formó parte de portal jurídico ResPública, así como de la Escuela de Derecho. Aparte de la abogacía, Mariscal desarrolló su pensamiento en el columnismo, caso de compromiso con DEIA, diario con el que ha colaborado haciendo gala de una elegancia máxima durante los últimos veinte años. Hoy viernes, a las 20.15 horas, se oficiará el funeral por su persona en la iglesia de Los Agustinos de la plaza San José de Bilbao.

José Gabriel de Mariscal y Serrano nació en la histórica plaza Arriquíbar de Bilbao el 22 de mayo de 1932. Sus primeros estudios los cursó sentado en un pupitre del colegio Santiago Apóstol de la villa capitalina y continuó con su aprendizaje en el Seminario de Vitoria. Su siguiente paso fue estudiar Derecho por cuenta propia, "por libre", y se presentó a los exámenes de la carrera en Valladolid y Oviedo.

Mariscal encontró pronto un puesto de trabajo en el despacho del prestigioso Jesús Renobales, que hoy en día lleva por nombre Renobales, Mariscal, Castresana y Asociados, con sede en Alameda Rekalde. Algunas de sus firmas representadas como letrado fueron la emisora pública vasca ETB, la agencia de desarrollo empresarial que presta apoyo y servicio al tejido industrial vasco SPRI o Aparcavisa.

Gabriel contrajo nupcias con la madrileña María Josefa Ruigómez el 25 de abril de 1961, matrimonio que ha dado al mundo cinco hijos. Ninguno de ellos ha heredado el oficio paterno, estudiantes que prefirieron las Ciencias.

políglota El padre fue un despierto políglota en toda regla. Leía en catorce lenguas, todas las obras en su versión original. Sabía castellano, euskara, francés, inglés, italiano, portugués… algo de holandés; latín y griego, e, incluso, tenía nociones de hebreo. Llegó a traducir libros escritos en alemán o serbocroata. Centroeuropa era una de sus pasiones alojada en su corazón. "Mi padre -valoraba ayer su hijo Adrián- era un hombre con una inteligencia fuera de lo normal. Fue una persona muy preocupada por su mujer, hijos, resto de familia e, incluso, su entorno. Siempre quiso ayudar a todos", manifestaba y recordó su religiosidad. Era de ir a misa y comulgar a diario.

El letrado dejó su impronta en libros y columnas de opinión en la prensa escrita y en el portal de internet ResPública. Dos días antes de su fallecimiento, su hijo Mikel presentó su último ensayo El Estado Plurinacional. Nación. Estado. Convivencia. El acto organizado por la Academia Vasca de Derecho tuvo lugar en los salones de la Sociedad Bilbaina. En el acto explicaron que la obra surge de la inquietud del autor al constatar la realidad, "destacada por no pocos estudiosos, de que la gran mayoría de los Estados son plurinacionales", anunciaron.

El abogado colaboró con DEIA durante, al menos, las dos últimas décadas. "No solo era un colaborador de DEIA, era uno de los pocos colaboradores fieles al periódico desde siempre, desde que comenzó a escribir en la sección Iritzia al inicio de los años 90", valora el periodista Jose Uriarte quien incide en que fue "un hombre de ideas claras y texto rotundo, pero entrañable en la relación personal, que cuidaba tan celosamente como su independencia de ideas y la crítica a la mediocridad".

un maestro Otros compañeros fueron Javier Rementeria, Ángel Gaminde y Andrés Urrutia, quienes ayer lamentaban la pérdida de este nacionalista vasco. Para Rementería, del despacho de abogados Renobales, Mariscal, Castresana y Asociados, es "como si hubiera muerto mi padre espiritual. Las conversaciones con él eran deliciosas. Ha sido mi maestro en el sentido clásico: un hombre entrañable con sentido del humor". Javier prosiguió su recuerdo definiéndole como una "mente privilegiada y jurista de primera división con una cultura enciclopédica y experto en Filosofía".

A juicio del abogado y presidente del portal jurídico vasco ResPública, Ángel Gaminde, Mariscal fue un letrado "inmejorable, respetuoso, amigo de sus colegas por principio, fuera quien fuera a quien tuviera delante". Gaminde destacó su proyección pública a partir de 1975 y cuando "coqueteó" con la política en el partido Democracia Cristiana Vasca DCV (Euskal Kristau Demokrazia, EKD) de Julen Guimón, que no salió adelante, momento en el que decidió integrarse en el seno de EAJ/PNV, fuerza a la que se afilió.

El notario, economista, escritor y presidente de la Academia de la Lengua Vasca Euskaltzaindia desde 2005, Andrés Urrutia, también se mostró apesadumbrado tras el fallecimiento del vizcaino. Ensalzó el servicio que Gabriel dio a Euskadi en todas las facetas que se mostró activo, sobre todo el arte de la abogacía y su pensamiento en el columnismo. "Era un hombre muy preocupado por el país tal y como refleja en su último libro. Era muy del país con convicciones. Sentía y vivía por él. No era pasivo y mostraba su preocupación desde la justicia", apunta Urrutia quien no duda en reconocerle como "un jurista con vocación universal".

El jurista aprovechaba su poco tiempo libre para pasear, sobre todo por el monte, y leer. Si contaba con más días libres, su pasión eran los viajes, sobre todo a Europa. "Si su formación académica era extraordinaria, más aún lo era su calidad humana. Siendo sincero, en muy pocas personas la he conocido tal. He sentido una enorme tristeza", le distingue Gaminde con admiración.