Bilbao. Empezó como extra y así se pasó prácticamente la vida. Pero aunque Audrey Young no consiguió labrarse una sólida carrera como actriz, sí hizo realidad, sin embargo aquello de que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. Young, viuda del inolvidable Billy Wilder, falleció la pasada semana a la edad de 89 años, una década después de morir su marido, el realizador de Con faldas y a lo loco.

Nacida el 30 de octubre de 1922 en Los Ángeles (California), Audrey Young pertenecía a una familia de la industria del cine, pues tanto su padre como sus tíos construían decorados. No resulta extraño que intentara probar fortuna como actriz, y consiguió un contrato con Paramount a mediados de los 40.

Comenzó como extra en Una mujer en la penumbra, de Mitchell Leisen, con Ginger Rogers y Ray Milland. Tras varios años rodando películas en las que ni siquiera aparecía en los títulos de crédito, le dieron por fin un papel de entidad en The Wistful Widow of Wagon Cap, donde era una de las lugareñas del pueblo en que los protagonistas, los cómicos Bud Abbott y Lou Costello, una pareja de vendedores, eran confundidos con asesinos. Fue su trabajo más extenso, aunque posteriormente intervino brevemente en El Danubio rojo, de George Sidney, y Vida fácil, de Jacques Tourneur.

En 1945 fue reclutada para un papel mínimo en Días sin huella, donde llegó a filmar sus escenas como chica del guardarropa que atendía a Ray Milland, que interpretaba a un hombre con problemas de alcoholismo. Finalmente, esta parte se quedó en la mesa de montaje, pero ella se enamoró del director, Billy Wilder, que estaba casado con Judith Coppicus, madre de sus dos hijos. Finalmente, y según cuenta la web decine21.com, él se divorció y estuvo con Young desde 1949 hasta su muerte en 2002.

Ejerció como asistente de vestuario en Con faldas y a lo loco y El apartamento, dos de las grandes cintas de Wilder. Sin embargo, cuando se unió al realizador, Young abandonó su trabajo como actriz. Únicamente intervino en una película más, Quiéreme o déjame, de Charles Vidor, donde tampoco se la puede ver demasiado.

A la muerte del realizador donó 5 millones de dólares para crear el Teatro Billy Wilder, sede del Archivo Cinematográfico de la sección de cine de la Universidad de California, en Westwood.