Bilbao

Espantar mosquitos a través de ultrasonidos, localizar el baño púbico más cercano, simular una llamada para escapar de una situación incómoda... Gracias a sus múltiples aplicaciones, los smartphones están llamados a convertirse en las navajas multiusos del siglo XXI. De hecho, hay quien los utiliza hasta para abrir botellines de cerveza, aunque mejor no hacer la prueba.

Iker Merodio

"Hay aplicaciones que te dicen dónde dejaste el coche ayer"

Él cree, como casi todos los usuarios de smartphones, que no es para tanto, pero quienes le conocen afirman que Iker Merodio está "enganchado" a su BlackBerry. "Consulto el correo electrónico en ella nada más levantarme y justo antes de acostarme. A ver si va a ser verdad que estoy enganchado...", bromea este doctor en Periodismo, antes de relatar cómo su última adquisición ha fagocitado otros dispositivos. "Mi primer aparato electrónico de bolsillo fue una agenda de teléfonos, luego vino el móvil, la PDA y el reproductor de MP3. Con la BlackBerry tengo los teléfonos, los e-mail, canciones, imágenes, aplicaciones...", enumera.

La cámara digital -apenas utiliza la del teléfono- se ha salvado de la quema, al igual que una agenda de papel, donde apunta "las citas y reuniones importantes". Su kit tecnológico lo completa un netbook que usa "frecuentemente, porque en los smartphones no se puede trabajar. Para generar y enviar documentos de texto sigue haciendo falta un ordenador, por pequeño que sea".

Puestos a hacer cuentas, este experto en nuevas tecnologías calcula que tener un smartphone supone cargar a la factura habitual entre 12 y 18 euros mensuales de media. "Es realmente barato porque es una tarifa plana. Es más caro un pincho para el netbook, por ejemplo", compara, y añade que el éxito de estos teléfonos inteligentes radica no solo en el acceso a internet, sino también en las aplicaciones. "El usuario de smartphones apenas navega, sino que usa aplicaciones para Facebook, Twitter, WhatsApp...".

Las más usuales, apunta, "son las de las redes sociales o el clima", pero también hay "aplicaciones muy interesantes, como la que te dice dónde dejaste el coche ayer, y otras curiosas, como el horóscopo diario o el control de la menstruación". "A veces invertir tiempo en las centrales de descarga puede ser sorprendente", señala.

Con la vista puesta en el horizonte, Merodio avanza que el negocio parece encaminarse hacia las aplicaciones que permiten compartir la experiencia de los clientes. "Llegas a un restaurante, lo fijas en un mapa y opinas sobre él. Cuando algún amigo tuyo vaya a esa ciudad, puede mirar quién ha estado en esos restaurantes y cómo los ha valorado. Esto solo es posible por medio de smartphones. Además, los usuarios otorgan más credibilidad a otro usuario que a la publicidad".

El futuro también pasa, añade, por hacer compatibles los sistemas. "WhatsApp es un chat que permite conectar los tres sistemas operativos: el de Apple, el de BlackBerry y el Android, y chatear entre teléfonos distintos. Y es una de las aplicaciones de moda", concluye.

David Juanmartiñena

"El 95% de lo que hago en la oficina lo puedo hacer fuera"

Su Nokia N-97 tiene más utilidades que una navaja suiza. "Lo uso prácticamente para todo: consultar el mail, entrar en internet, enviar mensajes multimedia, como grabadora, saco fotos que cuelgo en el blog, ando con las páginas web...", detalla David Juanmartiñena, vicepresidente de la Asociación Internet Euskadi y gerente de una empresa de diseño web. Si no quisiera, casi ni le haría falta acudir a su puesto de trabajo. "El 90 o el 95% de las cosas que hago en la oficina las puedo hacer desde fuera. Me conecto y, al entrar al servidor, veo los trabajos que se están haciendo".

Aunque pueden llegar a costar hasta 650 euros, la mayoría de los usuarios de smartphones los obtienen por cantidades mucho más asequibles a través de las promociones de los distintos operadores de telefonía. "Los precios se van haciendo cada vez más populares y casi todo el mundo tiene acceso a ellos. Ya no son solo para los ejecutivos, como podría ser hace un par de años, sino también para gente joven con no demasiados recursos. Además, no se necesita tener mucho nivel para usarlos porque, con la tecnología táctil, es todo muy intuitivo", explica Juanmartiñena.

Dejando de lado quien se compra el último modelo de smartphone para fardar y "luego solo utiliza el 10% de las aplicaciones", la mayoría lo usa para trabajar y los jóvenes le sacan chispas. Tantas que incluso les puede llegar a crear adicción. "Esto de la tecnología va muy unido a la edad. Es como todo, al que más le cuesta lo rentabiliza mejor y hay estadísticas: los mayores de 45 años suelen tener muchos problemas a la hora de utilizar estos dispositivos", señala este portavoz de la Asociación Internet Euskadi.

Una vez pagada la tarifa plana, "que puede costar entre 9 y 20 euros al mes", con un smartphone "te puedes ahorrar mucho dinero", asegura Juanmartiñena. "Desde el momento en que te puedes conectar al Messenger o al Skype o a aplicaciones, como WhatsApp, te ahorras dinero porque puedes hablar con esa gente gratuitamente". También hay quien amortiza la inversión ahorrándose las multas por exceso de velocidad. "Un compañero ha rentabilizado el iPhone en pocos días gracias a una aplicación que le avisa de los radares", cuenta.

Gorka Palazio

"En un futuro próximo solo veremos este tipo de teléfonos"

Él lleva ya tiempo emitiendo en streaming directamente desde su teléfono, pero pocos de sus alumnos, en cambio, tienen smartphones. "Las tarifas de conectividad a internet todavía no son tan asequibles. Tendrán que bajar aún más los precios para que se popularice su uso", comenta el catedrático de Tecnología Audiovisual de la UPV, Gorka Palazio, para quien "este ha sido el gran año de los móviles".

Convencido de que "en un futuro próximo vamos a ver prácticamente solo este tipo de teléfonos, que son como ordenadores pequeñitos de bolsillo", Palazio echa mano de una comparación. "Las impresoras son baratas y es con la tinta con lo que están ganando dinero. Con los móviles ha sucedido algo parecido. Están bajando los precios porque es el gran reclamo y el negocio lo van a seguir haciendo, sobre todo, las teleoperadoras, que son las que consiguen las tarifas de conectividad a internet", argumenta.

Este catedrático, que a veces utiliza su teléfono para revisar a última hora los correos desde la cama, también tiene un juego de carreras de motos en su móvil. "La experiencia es muy parecida a la de una consolita pequeña de PlayStation o de Nintendo. La calidad es fabulosa, tanto en los teléfonos de Android como en los iPhone", afirma y no descarta que "las consolas portables vayan a tener un fuerte competidor en este tipo de teléfonos".

Gracias a su gran conectividad, subraya Palazio, los smartphones son "los aparatos del futuro". Él ha utilizado el suyo hasta para realizar algún que otro pago. "Están apareciendo aplicaciones incluso para hacer de puntero en una presentación, lector de código de barras... Ahí hay un futuro tremendo. Esa tecnología ya existe en muchas de las aplicaciones, pero se tienen que popularizar más y hacerlas más fáciles de utilizar".