J.V.- Empecemos con una obviedad: la psiquiatría es una especialidad médica, exactamente igual que la Reumatología o la Traumatología.
I.Q.- Somos médicos que, como el resto de especialistas, hemos estudiado una carrera de seis años y hemos hecho una especialidad en Psiquiatría durante otros cuatro años más. Somos todos terrenales y tenemos nuestros propios problemas y contradicciones, con nosotros mismos, nuestros amigos, compañeros de trabajo y nuestras familias.
J.V.- Sin embargo, a la gente aún le cuesta decir con naturalidad que recibe tratamiento psiquiátrico. ¿Por qué?
I.Q.- Porque durante muchos años se consideró que los trastornos psiquiátricos eran una especie de maldición consecuencia de vicios ocultos. Esta idea ha persistido por el desconocimiento de las bases biológicas de las enfermedades mentales. Hoy conocemos esas bases y cómo tratarlas de forma cada vez más segura y con menos secuelas. También influye que los trastornos psiquiátricos cursan con trastornos de conducta muchas veces aparatosos y que generan rechazo.
J.V.- También hay quien piensa que alguien que sufre una patología mental es poco menos que un enfermo imaginario o que "no pone de su parte" para estar bien.
I.Q.- Esto también es por desconocimiento. A un enfermo depresivo no se le debe decir que no pone de su parte porque le hacemos culpable de su enfermedad, cuando en realidad hay una afectación tan profunda de su estado de ánimo y de su actividad que no puede desarrollar sus rutinas normales y disfrutar con ellas. También hay una costumbre extendida, según la cual "zarandear" a las personas deprimidas o con otros cuadros que limitan su actividad, les "hace reaccionar", ignorando que lo único que conseguimos es herir a los que sufren. Que hay simuladores, pues claro que sí, pero como en otros campos de la salud.
J.V.- Sueles decir que en ocasiones vuestro trabajo consiste en hacerle ver a los pacientes que lo que les pasa es completamente normal.
I.Q.- Así es. Hay cosas que nos suceden y que nos parecen vergonzantes porque nunca las hemos hablado con nadie, pero las supersticiones, los rituales, las manías, las vergüenzas, los escrúpulos, las fobias, etc... son cosas que nos afectan a todos en muchos momentos de nuestra de vida. Hay personas que acuden a consulta creyendo que sufren de un mal terrible y del que hablan casi musitando para que nadie les oiga y que dejan de acudir una vez que se les informa de que su conducta es muy frecuente y que no constituye ningún tipo de desviación. Esto de ser distinto se ha llevado mal casi siempre y lo que se pretende es transmitir a estas personas que no son tan distintas a los demás y que demasiada gente miente cuando habla de sí misma ocultando su cara B.
J.V.- ¿Tienen cura todas las patologías mentales?
I.Q.- Siempre que hablo de este tema pregunto: ¿Qué entendemos por curación? Hoy en día, las enfermedades se diagnostican bastante bien. Se dispone de un arsenal terapéutico abundante para tratarlas, tanto desde el punto de vista farmacológico, como del psicoterapéutico. Esto no quita que muchas enfermedades sean crónicas, pero no más que la diabetes, el hipotiroidismo primario, la hipercolesterolemia, o la miopía, y que si se cumplen las indicaciones terapéuticas, estas enfermedades crónicas evolucionan con mejor pronóstico.
J.V.- Mucha gente no es capaz de comprender que, en muchos casos, personas afectadas por una patología mental severa -una esquizofrenia, por ejemplo- pueden llevar una vida más o menos normal si siguen rigurosamente el tratamiento que se les ha puesto.
I.Q.- Está comprobado. Se puede ser premio Nobel, como el profesor Nash, siendo un esquizofrénico. Y, sin ser premio Nobel, se puede hacer una vida con muy buena calidad, siempre que se tome la medicación, que es lo que controla los síntomas y permite una mejor integración en las actividades de la vida cotidiana.
J.V.- ¿Qué diferencia a un psiquiatra de un psicólogo?
I.Q.- Básicamente, que los psiquiatras somos médicos. Luego, existen diferencias entre ellos y entre sí mismos según la formación y la destreza. Hay gente que cree que acudir al psiquiatra es "más fuerte" y estigmatizante que ir al psicólogo y no es así. Psicólogos y psiquiatras podemos coordinar nuestras actuaciones para ofrecer más alternativas terapéuticas a los enfermos psiquiátricos.
J.V.- ¿Cómo debemos buscar al especialista que necesitamos?
I.Q.- En el sector público creo que hay que recordar que la puerta de entrada al sistema sanitario es la del médico de familia, que es el médico de referencia, el más cercano y el que conoce nuestra historia médica. Nadie mejor que él o ella para hacer una primera aproximación, un diagnóstico de presunción y, si procede, un tratamiento. Si este no fuese efectivo, el siguiente paso sería acudir a un centro especializado. En el sector privado, ya depende, normalmente, de las referencias que se tienen de los especialistas y del tipo de patología que se tiene. Esta es una opinión muy personal, pero pienso que hay enfermedades que no se deberían tratar, salvo las excepciones que confirman la regla, en el sector privado.