bilbao. Será Aitzol o Uzuri y sus aitas le esperan para el 10 de septiembre. Será uno de los primeros bebés vascos nacido con el pionero incubador Embryoscope, que permite aumentar un 20% las posibilidades de embarazo con fecundación in vitro, gracias a que posibilita observar a los embriones segundo a segundo, sin necesidad de manipularlos, para conocer el momento exacto de división y su consumo de oxígeno, dos variantes para determinar cuál de ellos seleccionar y así garantizar el éxito. En Euskadi, en el IVI-Bilbao ya son 32 los bebés nacidos por este nuevo método de selección.

Tras casarse en 2007, María Jesús Rodríguez y Félix Cortazar tenían claro que querían formar pronto una familia, pero como al año no llegaba, consultaron con su ginecólogo, que les envió al hospital de Cruces para que les realizaran un estudio de infertilidad. Se lo hicieron y les mandaron directamente a Fecundación in Vitro (FIV). "Estuvimos esperando 16 meses en Cruces y cuando nos tocó, fue un gran lío. Empezamos en junio de 2010. Hicimos un ciclo de Fecundación In Vitro (FIV) y no logramos embriones. Tal y como está la seguridad social hoy, si en el ciclo que haces no llegas al embarazo, te lo anulan y tienes que volver a la lista de espera y esperar otros 16 meses", se queja ella, muy crítica.

María Jesús y Félix pusieron un montón de quejas. Se nota que están muy descontentos con Cruces. "No solo por la tardanza, sino porque el trato fue bastante inhumano. Allí vamos gente en una situación delicada, angusitiosa. Gente muy tocada que intenta tener un hijo y no lo consigue. Algo supernatural que todo el mundo consigue, y de repente te das cuenta de que tú no puedes. Es un trauma grande", recuerda.

¿Su queja? "Te tratan como un número", se sincera María Jesús. "Te dan cita, que nunca respetan, haces largas esperas y no te cuidan nada. Aunque de los profesionales de Cruces no tenemos queja, sí nos hemos encontrado con doctoras que te dan una mala contestación. A mí me ocurrió en el quirófano al hacerme la punción. Son situaciones que no debieran suceder", añade.

De Cruces salieron bastante escaldados. No solo por los pocos delicados modos recibidos, sino porque el tratamiento fracasó. "No logramos embriones y tampoco nos dijeron el porqué. Solo que debíamos volver a intentarlo y esperar otros 16 meses".

Sin tirar la toalla, los futuros aitas decidieron buscar una segunda opinión y fueron al IVI. "En principio, viajamos a Madrid porque estaban haciendo un estudio y si entrabas en él tal vez podías tener el tratamiento gratuito. Al final no pudo ser, pero como queríamos hacer un intento en la sanidad privada, seguimos aquí, en IVI Bilbao, con el doctor Marcos Ferrando".

En el centro bilbaino María Jesús recibe el trato que le hubiera gustado tener en Cruces. La técnica que le recomendaron fue la ICSI. "Eligen un espermatozoide y lo inyectan en el óvulo, los ponen juntos para que fecunden por sí solos. Y como conseguimos que fecundaran solos nos propusieron el Embryoscope", dice.

En la FIV consiguieron cuatro embriones que fueron introducidos en el Embryoscope. De ellos, se implantaron dos y, al final, se ha quedado solo uno. "Fue en el primer intento de todo. Porque en Cruces no llegué a transferencia. Estoy encantada de la vida", dice sonriente esta treinteañera. "Sí, tengo 34 años y hay una edad para cada cosa".

Se considera una persona fuerte que relativiza las cosas. Esto le vino bien para su experiencia en Cruces. "Estuve un mes fatal. Yo iba superpreparada para no quedarme embarazada en el primer intento. Sabía que podía pasar, pero lo que no me esperaba era que no iba a conseguir ningún embrión".

Reconoce que el proceso es duro. La medicación, las hormonas, los pinchazos... "Aunque depende de cómo sea la persona, pero lo cierto es que la pareja está sometida a mucho estrés. Por eso, es importante estar bien informada. Es importante que te informen bien. Que te sientas atendida en todo momento. El 80% del tratamiento es estar en buenas manos. Realmente, tiene mucho de psicológico".

A María Jesús y Félix los meses de angustia les han unido más. Ahora viven una feliz espera. "Me encuentro bien. He tenido mucho suerte. Ni náuseas ni nada. He dejado de hacer deporte, pero por lo demás todo sigue igual", apunta.

Su entorno y su familia saben que su primer hijo nacerá por esta novedosa técnica. "Estamos superorgullosos y no lo ocultamos. Gracias a este incubador voy a poder realizar mi sueño y otras mujeres también. Lo llevamos con mucha naturalidad, no tengo por qué ocultarlo, aunque sí conozco a gente que le da vergüenza. A mí no me importa hablar de ello", indica María Jesús, quien aprovecha la ocasión para animar a todas las mujeres que quieran ser madres. Y se atreve a darles un consejo: "Hay que ser constante y lo van a conseguir", dice sonriente, sin olvidar la situación injusta que viven muchas mujeres. "Nosotros hemos tenido la posibilidad de acudir a IVI Bilbao, pero no todo el mundo puede ni tiene conocimiento. No puede ser que Cruces tenga unas esperas de 16 meses", censura.