lakabe

un caballo pasea, libre, por la desdibujada carretera que asciende con gran desnivel hacia Lakabe. Este saludo es el anticipo de lo que aguarda en esta apartada aldea, a cuyos pies se rinde la Foz de Iñarbe, medio sumergida por un río Irati poderoso. Atravesada la barrera de entrada, los vecinos van dejando sus quehaceres, pues es la hora de comer, y en ese momento se reúnen todos ante mesas giratorias construidas, como el resto del pueblo, con sus propias manos. Cerca, en una pizarra, destaca el lema Más pan y menos leches. Alguien ha añadido, debajo, y más amor. Sería un resumen gráfico del espíritu de esta ecoaldea conocida por su producción artesanal de pan y por su ecologismo.

En 1980, Lakabe era un pueblo abandonado, propiedad del Gobierno de Navarra, pero pronto un grupo de idealistas objetores de conciencia de todo el Estado decidió que este bucólico espacio podría ser escenario de un sueño, bajo la premisa de que "otro mundo es posible", explica Mauge Cañada, una de los coordinadores de la Red Ibérica de Ecoaldeas. En realidad, el concepto de ecoaldea va más allá de un pueblo retomado y rehabilitado de motu propio, pues las personas que en todo el planeta creen en esta forma de vida lo que desarrollan son "núcleos vitales", que pueden ser, por ejemplo, urbanizaciones ecológicas, y experimentan "con una nueva cultura, con una dimensión económica, social y ecológica en equilibrio con la naturaleza, con el planeta", explica Mauge, mientras coloca unos ladrillos en el exterior de una casa, para poder contar con una fregadera más. Personas que se agrupan en torno a la izquierda y "en el verde", define esta ecoaldeana que no tiene cargo en la comunidad en la que vive, por su carácter asambleario. El respeto a la diversidad -pero excluyendo a gente sectaria- y las formas colectivas de vivir con la igualdad, el amor y la comunicación, "frente a las relaciones de poder de la sociedad convencional, dejan paso a la toma de decisiones colectiva".

Trabajar "siendo parte de la naturaleza, de la Tierra, de acuerdo con los límites del planeta", en pequeños grupos humanos -en los que sus componentes son interdependientes-, participando en los movimientos sociales "en busca de justicia, dignidad y respeto, en armonía con el planeta", son algunos de los parámetros que mueven a los miembros de la RIE y de las ecoaldeas y grupos humanos similares en los cinco continentes. Buscadores de "una alternativa a este nuestro mundo social, que no sólo no nos gusta, sino que incluso nos daña", los ecoaldeanos rechazan la propuesta permanente de consumo y las relaciones de género y poder predominantes en nuestras sociedades. De ahí la palabra ecoaldea, por el prefijo que aúna ecología, ecodesarrollo, ecosistema... "un asentamiento pequeño, accesible, a escala humana", resumen.

Así, en busca de esa especie de Ítaca "personal y a veces compartida", a comienzos de los 80 un grupo de personas decidió ocupar el deshabitado pueblo de Lakabe, conformando una "pequeña comunidad", una "mini sociedad", "codo con codo, levantando no sólo muros de piedra sino una forma de compartir" -no contemplan la propiedad privada-, en "equilibrio con la naturaleza". Con esta filosofía, y con el deseo de aportar alternativas "en un planeta que se muere", la treintena de actuales vecinos de este espacio privilegiado del pre-Pirineo navarro toman sus decisiones en asambleas semanales, usan energías renovables, tienen autogestión alimentaria, reciclan y construyen sus viviendas con materiales ecológicos... y usan un solo teléfono (los móviles, allí, no tienen cobertura...).

HOMBRO CON HOMBRO El trabajo en la huerta, en estado esencial, con U2 de fondo, es compatible. Estos son los contrastes del paseo por las aldeas rehabilitadas día a día, en las que sus componentes hacen turnos de trabajos -en Lakabe, panadería, agricultura, cuidado de los animales, cocina...-. Las viviendas de este paradisíaco confín navarro han ido adquiriendo cariz de cómodos hogares. Aunque no falta el olor a leña, pues la chapa está encendida, en la casa de Mauge hay de todo, y el baño es muy coqueto. Antes, a la mesa en grupo, el pan integral, las lentejas, el puré y la ensalada se redondearon con un bizcocho para chuparse los dedos. La intrusa se siente, de algún modo, como Kevin Costner al ser invitado al poblado en Bailando con lobos. Los oriundos charlan, tranquilos, mientras los niños juegan. Luego, cada uno se limpiará su plato y muchos días la siesta ayuda a retomar los quehaceres.

En el caso de Lakabe, han ido haciendo crecer un pueblo que estaba abandonado y hoy personas diversas lo habitan en comunidad. "En 25 años hemos dado pasos de gigantes en cuanto a comprensión de procesos grupales, temas de género, educativos y culturales", enumera Mauge Cañada, haciendo referencia a otros espacios con filosofías parecidas, como Tamera, en Portugal; la ciudad libre de Christiania, en Copenhague, o Valdepiélagos, en las afueras de Madrid. Los miembros de la RIE se acogen también al GEN (Global European Network) y al GAIA (a nivel mundial). "Trabajar en red nos importa mucho", puntualiza Mauge, razón por la que su paso por la Cumbre de Copenhague de 2009, con ecologistas de todo el mundo, le resultó muy enriquecedor.

Los hijos de los que creen en esta forma de vida se hacen mayores en un entorno rural, con mucho silencio, luz y aire puro (y frío en invierno, dada la altitud), "porque de la naturaleza hemos aprendido todo lo que nos sirve de alimento y nos hace crecer por dentro y por fuera", expresa Mauge. Estos ecologistas okupas interpretan que nadie creyó que su proyecto se iba a afianzar. Pero tampoco nadie parece estar molesto por su pacífica convivencia en las alturas del Norte navarro.

AUTONOMÍA ENERGÉTICA Su autoconsumo y autogestión son casi completos (aunque a veces usen algún vehículo con gasolina) y sus panes -integrales y ecológicos, de nueces, sésamo, etc.-, su "medio de producir dinero". El mestizaje existe y ha existido, y hoy vemos a lakabetarras de diferentes acentos y pigmentos de piel, mientras los primeros años hubo bastantes alemanes incorporados a esta comunidad. "Se aprende mucho con diferentes tradiciones, se crea cierta conciencia universal", apunta Mauge, como otros homólogos suyos defensora de la corresponsabilidad "para con lo común". Su sueño, casi del todo realidad, se basa en las energías renovables con criterios ecológicos, en la autonomía energética.

En la línea de las mencionadas, existen otras iniciativas, como el "interesantísimo" proyecto en Sri Lanka para promover asentamientos o las ecoaldeas africanas, en las que participa mucha gente. En Lakabe no se acogen en exceso a los preceptos de la RIE, pero lo cierto es que los asentamientos humanos que se basan en esta fórmula de vida -amante de la naturaleza, respetuosa con la diversidad, sostenible, con autonomía energética- sí tienen bases comunes.

De vuelta, algunos ecoaldeanos están cuidando de los cerdos. Antes, restauraron sus casas, pusieron baños en su interior, mejoraron el molino... Ahora, incluso, dan clases de euskera en la "casa común", donde comen juntos a mediodía. Así es su vida: rural y tranquila. "Nosotros creemos que la utopía es posible, porque la estamos viviendo", entienden. Tras la visita, el móvil recupera cobertura, ante el sinuoso Irati...