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Bélgica prohíbe el uso del burka

Se convierte en el primer país europeo que veta estas prendas en sus calles

Bélgica prohíbe el uso del burka

Flamencos y valones tienen visiones diferentes sobre el país en el que les gustaría vivir pero si hay una cosa sobre la que están todos de acuerdo es la necesidad de prohibir el uso del burka afgano y el niqab saudí en los espacios públicos. Ayer el parlamento federal, pese a la crisis política que vive Bélgica desde hace una semana por la dimisión del gobierno de Yves Leterme, aprobó por unanimidad -sólo hubo dos abstenciones- una propuesta de ley que impedirá llevar por la calle cualquier tipo de vestimenta que impida parcial o totalmente esconder la cara. Con esta decisión, Bélgica se convierte en el primer país europeo en prohibir y castigar el uso del burka.

Pese a la marejada de fondo por las diferencias políticas al norte y sur del país, la coincidencia ayer, independientemente de la lengua en la que hablaron o de su color político, fue total. No hubo estridencias, ni mensajes diferentes. Más allá de los ecologistas, que recordaron su propuesta de consultar antes la opinión del Consejo de Estado, los grupos políticos lanzaron las mismas ideas. Para empezar que se trata de una medida destinada a garantizar la seguridad pública y, en segundo lugar, que se trata de vestimentas que atentan contra la libertad de las mujeres y contra la igualdad.

"Por ahora su uso es marginal, pero está aumentando rápidamente", indicó George D"Allemagne, del francófono CdH, para quien este tipo de prendas suponen una "automutilación social", una "deshumanización inaceptable" y una "regresión para las mujeres". En la misma línea, el liberal flamenco Bart Somers, para quien se trata de "una prisión porque destruye la libertad de la mujer". Idéntico mensaje desde las filas del ultraderechista Vlaams Belang. "Son una prueba del radicalismo de la población musulmana en el mundo. Es el símbolo de una provocación y la prueba de una integración que no ha tenido éxito y una población que no quiere adaptarse a nuestros valores", explicó Annick Ponthier.

El texto no habla explícitamente del burka o el niqab pero prevé que nadie podrá ir con la cara tapada o disimulada en el espacio público. Esta prohibición afectará a edificios de la administración pública, edificios culturales accesibles al público, áreas de juegos y zonas deportivas, parques y jardines públicos y hasta pasos subterráneos para peatones. En caso de que alguien se salte la ley será castigado con una multa simbólica de entre 15 y 25 euros o una pena de cárcel de entre 1 y 7 días. Las únicas excepciones previstas en la ley son los bomberos y determinadas festividades como los Carnavales. Antes de que se convierta en ley el texto deberá ser aprobado también en el Senado.