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"Estamos peor que al principio, el asesino de mi hija sigue libre y Laura está muerta"

"Estamos peor que al principio, el asesino de mi hija sigue libre y Laura está muerta"Foto: deia

Zeberio. Una dolorosa pena le acompaña. Impotencia, rabia, desazón, tristeza... Hay heridas que el tiempo no cura, sólo las maquilla. Para María Ángeles Duoandikoetxea, madre de Laura Orue, la vida no ha vuelto a ser lo mismo desde el 5 de septiembre de 1999. Su hija, de 21 años y estudiante de Magisterio, apareció muerta en un descampado de Zeberio. Han pasado casi once años y el caso está sin resolver. "Estoy estancada en aquella fecha. Me gustaría borrarla de mi calendario, pero no puedo", relata esta mujer, que saca fuerzas de donde no hay para recordar el dramático suceso.

¿Cómo se encuentra?

Bueno, aquí sigo... Todos los días hago un esfuerzo para que la pena no me pueda. Quiero ser fuerte, pero cuesta. Por fuera intento mostrar que estoy bien, pero por dentro va la procesión.

Es duro, pero la vida sigue.

No nos queda otra. Seguiré viviendo mientras que Dios quiera. Tengo más hijos, nietos... Es lo que hay. Si se pudiese echar atrás y cambiar lo que sucedió lo haría ahora mismo.

¿Casi once años después el caso continúa igual? ¿Hay algo nuevo?

La familia de Laura no sabe nada nuevo. ¿Igual? No, peor. El tiempo ha pasado, el asesino de mi hija siegue en la calle y Laura está muerta. Esa es la realidad. Igual, no; peor.

¿Suelen llamar a la policía para saber si hay algo nuevo?

Llamamos todas las semanas, pero para qué... Nos repiten una y otra vez: "Todo igual. Si sabemos algo sobre el caso ya les llamamos". Y nunca llega la dichosa llamada. ¿Han perdido la esperanza?

Es lo último que se pierde, pero once años después ves que los que me quitaron a mi hija siguen sueltos y ella no volverá jamás.

¿Tiene alguna hipótesis?

Si yo supiese... En mi mente hay tantas hipótesis, pero como no vimos ni oímos nada, no podemos hablar. Tenemos que callar y vivir con esta tristeza toda la vida. Esa es la mayor pena que tengo.

La mañana del 29 de agosto de 1999 no la olvidará jamás.

Aquella mañana fue muy angustiosa. Laura no regresaba. Las horas pasaban y no se sabía nada de ella. Sabíamos que algo sucedía. Siete días buscándola y ...(Se hace un silencio) ¡Qué diferente hubiera sido mi vida si esos asesinos no se hubieran cruzado en el camino de mi hija aquella noche! Es tan grande la pena. Si no te pasa algo así no sabes lo que es.

Nada se sabe del cuerpo de la joven sevillana Marta del Castillo.

Lo que estará pasando la familia. Recuerdo los días en los que buscábamos a Laura. Las horas eran eternas. Marta ni ha aparecido.

¿A qué se aferra uno?

Al recuerdo. Mi hija está cada día más viva en mi memoria. Dicen que el tiempo borra el dolor; a mí no me borra nada, la veo en todos los lados. En Navidad, en su cumpleaños, en su aniversario. No queremos que se olvide el caso de Laura, pero recordarlo me hace tanto daño... (María Ángeles rompe a llorar) Eskerrik asko por acordaros de nosotros y no olvidar a Laura.