cONOCEN a la perfección los principios fundamentales de atención a las personas que, tras una situación de gran tensión, han padecido un trastorno emocional. Han vivido en primera persona los ataques terroristas del 11-M y Londres o el efecto devastador que provocan los tsunamis. Son expertos que ayudan a los ciudadanos a afrontar la realidad desde el plano psicológico. Se convierten en elementos fundamentales para sortear los obstáculos y poder sobrellevarlos de mejor manera. Dotan a los afectados por desastres o conflictos de herramientas vitales que les sirvan para encauzar con entereza la vida.
Un equipo de investigación formado por expertos de diferentes países europeos, entre los que se encuentran investigadores de la Universidad de Deusto, ha desarrollado el proyecto IPPHEC, con el objetivo de unificar un protocolo de actuación en el caso de catástrofes naturales o de ataques terroristas.
Para llevar a cabo el novedoso proyecto, los especialistas han estudiado el comportamiento humano ante diferentes situaciones de catástrofe, para disponer de información suficiente y poder elaborar así propuestas sobre los mejores modos de prepararse ante una situación de desastre.
Cómo actuar en los primeros momentos del suceso, qué parámetros seguir para llevar a cabo un correcto funcionamiento o estudiar la evolución a largo plazo de los pacientes para facilitar su recuperación, son algunas de las claves que desgrana esta iniciativa. "A nivel europeo esperamos consolidarlo y ponerlo en funcionamiento cuanto antes", explican desde la organización.
Simona Agger, coordinadora de este novedoso proyecto, recalcó ayer en su intervención en la Universidad de Deusto, que pese a existir unidades específicas de ayuda a personas discapacitadas o con problemas mentales, no existe una unidad de actuación para personas sin problemas psíquicos. Asimismo, destacó la importancia que tiene este avance a nivel médico, ya que hasta ahora, no existía un protocolo de actuación de estas características. "Las personas a las que atendemos son en su mayoría sanas que ante una experiencia emocionalmente impactante han reaccionado de una forma normal".
El proyecto está dirigido a profesionales que actúan ante situaciones de emergencia, independientemente de si tienen formación psicológica o no. "Buscamos orientar y preparar a las personas que son fundamentales en situaciones de riesgo, para que actúen de manera coordinada y efectiva ante un posible ataque terrorista o desastre natural".
Lars Weisaeth, especialista en dispensar ayuda psicológica a los afectados por desastres naturales, destacó el papel relevante de los medios de comunicación ante este tipo de situaciones extremas. "Los medios son el nexo de unión entre los expertos y la sociedad. El papel que desarrollan en este tipo de realidades es primordial. Para ello, la preparación tanto mental como física del periodista es fundamental", afirma. En su opinión, la línea que separa los efectos de un ataque terrorista y la de un desastre natural, es muy fina, aunque señala que existe una diferencia fundamental entre ellas. "El desastre natural provoca miedo momentáneo, el terrorismo, sin embargo, continúo. Cuando somos víctimas de un ataque terrorista, ese miedo se convierte en pánico, lo que te lleva a la paranoia, cosa que los afectados de un accidente natural no sufren porque no piensan que les va a volver a ocurrir", afirma el psicólogo noruego.
Francisco Duque Colino, psicólogo especialista en psicología clínica del hospital universitario Gregorio Marañón, es otro de los especialistas encargados de desarrollar y perfeccionar el proyecto IPPHEC. El experto en intervenciones de crisis vivió muy de cerca el ataque terrorista del 11-M, en el que fue protagonista de excepción de los momentos de pánico y nerviosismo que se vivieron. "A una persona que presencia un acontecimiento traumático, como puede ser un atentado terrorista, hay que plantearle la posibilidad de realizar un tratamiento psicológico, siempre que ella lo considere oportuno. El tratamiento de esas personas que son víctimas secundarias del suceso, es exactamente igual que si fueran afectados. Hay que estar muy centrado en el paciente porque no se puede olvidar que quien marca la pauta es el paciente, no el profesional", sentencia.