Así te amo, Nikole, tal como eres ahora, sin añadirte ni quitarte nada. Los sentimientos de Sabino Arana, derramados en tinta sobre el papel, fluyen a través de la correspondencia que hace ya más de un siglo, a falta de móvil e internet, mantuvo con su novia, Nikole Atxikallende. Casi ochenta cartas teñidas de ocre por los años que, trazo a trazo, dibujan a un hombre cariñoso, tierno y preocupado por la educación de esa aldeana de Sukarrieta con la que terminó contrayendo matrimonio.

Peru Ajuria las guardó 48 años

"Al leerlas sientes un gusanillo"

Un pequeño asterisco flota en el margen superior izquierdo de las cuartillas. Es una ikurriña esquematizada en invocación a la patria. Una de las pocas huellas ideológicas que el padre del nacionalismo vasco plasmó en las misivas a su prometida. Conocida su faceta política, es la del hombre enamorado la que emerge de estas cartas que, ciento diez años después de escribirse, salen de la clandestinidad desempolvadas por Peru Ajuria, su último custodio. "Me las dio en 1961 Juan Ajuriaguerra para que las guardara. Cuando él te daba una cosa, era coger y callar", recuerda, tras haber hecho entrega de su tesoro al Archivo del Nacionalismo Vasco, gestionado por la Fundación Sabino Arana en Artea.

Peru sabe guardar un secreto. "Tengo fama de tener una buena cremallera", bromea. De hecho, ni siquiera su mujer sabía de las cartas. "Igual se entera por el periódico", ríe. Prueba de su discreción es que a sus manos han ido a parar más documentos históricos, entre ellos, uno referido al lugar donde descansaban los restos del fundador del PNV y cuyo sobre fue abierto por Xabier Arzalluz en 1992.

Hombre de palabra, una vez que se enteró de que existían microfilms de la correspondencia amorosa de Arana, se liberó de su promesa y decidió sacar a la luz los originales, que recomienda leer sin olvidar "cuál era la mentalidad en aquella época". De no teletransportarse al siglo XIX, algunas expresiones, reconoce Peru, pueden parecer "cursis" y otras, discriminatorias para la mujer, que antaño no estaba considerada como ahora.

Hecha la advertencia, confiesa que cuando él buceó entre líneas descubrió al "hombre que dio la idea de Euzkotarren aberria Euzkadi da. Euzkadi es la patria de los vascos. Al leer una carta, escrita de su puño y letra, sientes una especie de gusanillo, una angustilla", trata de describir Peru, que define a Arana como "un loco visionario, firme en sus convicciones y tremendamente católico". Tanto que "paseando por Pedernales con su novia le dice: Ay, Nikole, si nos hubiesen visto la semana pasada aquí a los dos. Parece que ha cometido un pecado, pero con la mentalidad supercristiana que tenía podía ser que habían ido de la mano", especula divertido.

Su sobrina dice que REZABA A DIARIO

"El tío era muy amoroso"

Perdió la pista a las cartas cuando su tía, Nikole, se las entregó al cuñado de su modista para que las pusiera a salvo en Francia. Cuando éste regresó, relata, "las trajo de nuevo, pero no se las devolvió". Ahora que han aparecido y ha tenido oportunidad de leerlas, Mª Carmen Aizpuru no ha descubierto gran cosa. "Ya sabía yo que el tío era muy amoroso", rubrica con una carcajada. Ella sí, pero al resto no deja de sorprenderle que Arana le llamara a su novia pimpollico mío o le alabara la guapura del alma. Ya sabes que la belleza del corazón es la que más me enamora: el corazón puro, noble, humilde y generoso: garbi, zintzo, otzan eta apatza, le escribe casi un poema, más que una carta. Además de halagos, también le regala consejos. Cuídate mucho, corona, no te mojes los pies y si te los mojas, múdate enseguida, le ruega. En otra misiva le receta el Elixir dentífrico de los Padres Benedictinos para el dolor de muelas. Amar edo amabi erial bakarik kostako dautzuz, detalla.

Su amor era, según atestigua su sobrina, bien correspondido. "Nikole siempre decía que era un marido muy bueno. Y muy católico. El rosario diario en nuestra casa no faltaba porque rezaba el tío Sabino", rememora Mª Carmen. Antes de casarse, Arana puso todo su empeño en que su novia recibiese una buena educación. "Estuvo en el colegio de las Carmelitas para aprender cómo se pone la mesa, cómo se trata a la gente, porque la tía era una aldeana de caserío", cuenta su sobrina, campechana.

Tras unas primeras cartas en euskera, él comenzó a escribirle en castellano para que ella, euskaldun, lo practicara y un día hasta llegó a ponerle un problema de matemáticas. Aplícate más que nunca en escribir, leer y cuentas. En Doctrina, ya sé que estás adelantada y en costura, ya he visto que lo estás. Aplícate, aplícate mucho, corona. Obras son amores, le anima, paternalista, en una de sus setenta y nueve cartas.

El archivo valora su conservación

"Es bonito su euskera vizcaino"

Con las gafas de historiador puestas, Luis de Guezala no ve en la correspondencia de Arana ningún hallazgo más allá de su "relación de novios". "Políticamente no se descubre nada. ¿Qué puede ser más original? Que hay una diferencia grande entre la posición de ambos. De ahí, la preocupación que tiene porque ella pueda integrarse en su esfera social, ya que el tema de las bodas, las costumbres y las etiquetas tiene mucho arraigo en el Bilbao de finales del siglo XIX", señala. Consciente de ello, Arana le aclara a Nikole que es bien acogida por su familia. Nunca te han menospreciado porque eres pobre y aldeana.

Tras unos instantes de reflexión, el experto repara en algo más a destacar. "Es bonito el euskera vizcaino que tiene. Eso sí que es curioso", subraya, mientras que al responsable del Archivo del Nacionalismo Vasco, Eduardo Jauregui, lo que le "llama la atención es lo bien conservadas" que están las cartas. "Hoy día lo habríamos perdido todo con los emails", contextualiza el historiador. Datadas entre 1899 y 1901, hay misivas que son auténticos sms. Manda las ostras en el tren de las 9 y 15 del 31. Manda 12 docenas buenas. La duda es si no llegarían caducadas.