Madrid. La Policía Nacional ha localizado un laboratorio clandestino que producía 50 kilos de cocaína semanales en una planta agrícola de las Tablas de Daimiel, en Ciudad Real, junto a la reserva natural, lo que ha supuesto la desarticulación de la mayor planta de producción de esta droga en los últimos ocho años. Once narcotraficantes ha sido detenidos durante la operación.

Investigadores de la Udyco, responsables del operativo, describieron las semejanzas entre este "gran laboratorio" y los que se encuentran ocultos en la selva colombiana. Así definió el comisario jefe de Udyco-Central, Eloy Quirós, la planta ganadera desmantelada donde se han intervenido más de ocho toneladas de sustancias químicas, 275 kilogramos de sustancias de corte, prensas hidráulicas, moldes y cinco placas con inscripciones.

Los 40 kilos de coca, con una pureza del 98 por ciento ya que todavía no había sido cortada (adulterada), procedían de Venezuela y fueron introducidos por vía marítima escondidos en sacos de cacao en polvo para eludir las medidas de seguridad de los aeropuertos y evitar que fueran detectados por los perros rastreadores de droga de la Policía.

A su llegada al Estado español, los once detenidos trasladaban los estupefacientes al macro-laboratorio, ubicado en una finca de 400 metros cuadrados y alejada de cualquier núcleo urbano, para adulterarla y finalmente distribuirla.

La rápida labor de la Brigada Central de Estupefacientes impidió que la droga hubiera salido al mercado, donde, según explicó Quirós en rueda de prensa, podría haber "multiplicado por dos o por tres" su valor, una vez iniciado el proceso de corte.

Sin embargo, el trabajo de los investigadores se vio dificultado por las "extremas" medidas de seguridad del grupo. Tras llegar a la planta ganadera por caminos rurales de difícil acceso, los agentes descubrieron que ocho personas trabajaban "a pleno rendimiento" en el proceso de recuperación de la droga, entre ellos el propietario de la planta mientras que otro miembro de la organización se dedicaba en exclusiva a labores de vigilancia.

La banda de narcotraficantes imponía otras medidas de seguridad a sus integrantes. Sólo el máximo responsable tenía comunicación con el exterior, el resto del grupo residía allí y salía sólo durante la noche, cuando también aprovechaban para extraer los vertidos que habían producido durante el proceso de producción de la droga. Eso sí, Quirós, precisó que los detenidos no iban armados ni opusieron resistencia en el momento del arresto.

A todo ello se suma, subrayó el comisario, el "camuflaje perfecto" que supone una granja como escenario para producir el polvo blanco. "El laboratorio a primera vista es una auténtica explotación agrícola como cualquier otra, es más hay ganado, vacas, cerdos, patos, es decir todos los animales que componen una granja", indicó.