El ejercicio de autocrítica que realizó el lehendakari en su discurso de fin de año fue presentado por la oposición como una muestra de debilidad y agotamiento, y no como un ejercicio de humildad por parte de un Gobierno PNV-PSE que cuenta con mayoría absoluta. En su discurso del viernes, Iñigo Urkullu asumió las críticas recibidas en plena gestión del coronavirus y reconoció que no ha sabido explicar a la sociedad que hay que vivir de otra manera, aunque también quiso ver la luz al final del túnel al recordar que se acaban de aprobar unos Presupuestos para afrontar la situación. EH Bildu y el PP se quedaron solo con la primera parte del discurso y lo vieron superado por los acontecimientos, sin un plan, y tratando de depositar la responsabilidad en la ciudadanía. Lo que hizo Podemos fue restar credibilidad a la autocrítica porque no vendría acompañada de soluciones, como contratar a los 4.000 sanitarios que reforzaron Osakidetza en la pandemia, una demanda en la que sigue insistiendo para 2022 y que ya planteó en la negociación presupuestaria fallida.El desmarque vino también desde EH Bildu, pese a que acaba de pactar las Cuentas con el Ejecutivo. Demuestra que, por ahora, poco ha cambiado en el tono de las relaciones entre el Gobierno vasco y la principal fuerza de la oposición, que incluso le pidió que deje de gobernar “de manera autoritaria”. La parlamentaria Nerea Kortajarena opinó que el lehendakari “está ya sobrepasado por la realidad” y “anda un poco como pollo sin cabeza”. Añadió que “no se ha podido vislumbrar en su mensaje ninguna señal de que tenga un plan”. “Pese a tener una mayoría absoluta, la debilidad del lehendakari y de su gobierno ha quedado en evidencia”, sentenció. En concreto, le recriminó que sitúe la responsabilidad sobre la ciudadanía, “eludiendo la que le toca a él”.

Urkullu reconoció su malestar por no haber podido ofrecer soluciones, pero esta alusión la realiza tras haber mantenido sin éxito una actitud proactiva, pidió cobertura jurídica a Sánchez y planteó medidas más restrictivas que otras comunidades no compartían. Ya en Nochevieja, se vieron botellones en jardines de Albia, frente a la sede del PNV y el Tribunal Superior de Justicia.

los 4.000 sanitarios

Desde Podemos Ahal Dugu, su coordinadora, Pilar Garrido, insistió en la “falta de recursos humanos y materiales para Osakidetza, algo que está en la calle”, y criticó que se pida a los vascos que se autodiagnostiquen con test de antígenos. “Nos dice defender el bien común, pero apela constantemente a la responsabilidad de los demás, sin asumir las suyas”, dijo, para añadir que su “exigencia al lehendakari para 2022 es que los 4.000 sanitarios vuelvan a trabajar en Osakidetza”.

La secretaria general del PP, Laura Garrido, vio al Gobierno “sin liderazgo, sin rumbo cierto”, e instalado “en la autocomplacencia y el victimismo”, “un gobierno agotado”, al que reprochó que pacte con EH Bildu. Coincidió en que traslada el peso a los vascos. Vox negó que hubiera autocrítica. Desde los partidos del Ejecutivo, PNV y PSE, el jeltzale Joseba Egibar compartió la apuesta por la “unión de fuerzas” entre sociedad e instituciones, y la comunidad y el pueblo frente al egocentrismo. Afeó su actitud a quienes defienden el “cuanto peor, mejor” en la política y no se hacen corresponsables de la gestión. Ekain Rico puso en valor el papel del PSE en las políticas progresistas.

“Hemos visto a un lehendakari sobrepasado por la realidad”

Parlamentaria de EH Bildu

“Nos dice defender el bien común, pero apela a la responsabilidad de los demás”

Coordinadora de Podemos Ahal Dugu