La futura reforma laboral ocupa y preocupa, desde diferentes ópticas, a los socios parlamentarios del Gobierno de Pedro Sánchez. En especial, al PNV, que desde hace ya algunas fechas ha intensificado sus contactos con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y en concreto con una reunión esta misma semana entre la dirigente de Unidas Podemos y el portavoz jeltzale en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban.

Entre los aspectos que el PNV ha trasladado a Díaz se encuentra principalmente el interés de los nacionalistas en proteger y consolidar el ámbito vasco de negociación colectiva, con el objetivo de que semejante reforma legislativa no afecte de manera negativa al sistema que ya está constituido y consolidado en Euskadi y, que según los jeltzales, “goza de buena salud”. A nadie se le escapa que desde Moncloa se pretende cuidar al máximo la relación con el que consideran “socio prioritario”, y más después de algunas tensiones experimentadas en la reciente negociación presupuestaria. De hecho, recientemente se produjo una reunión entre Sánchez y el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, que posteriormente también se vio con el secretario de Organización, Santos Cerdán, y el portavoz Héctor Gómez, encuentro en el que estuvo asimismo presente Esteban.

postura de los socios

Ello, en un contexto además donde Díaz, la dirigente política mejor valorada por la ciudadanía según los últimos sondeos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), emerge no solo como una de las figuras de peso del Gobierno español, sino como sostén y relanzamiento de Unidas Podemos, que se abre a la plataforma con la que la ministra podría acudir a las urnas en las próximas generales. A ella se han dirigido asimismo ERC y Bildu a cuenta de la reforma laboral pero en este caso para manifestar su malestar por la falta de diálogo político con el Ejecutivo, y con el temor de que los esfuerzos desde Moncloa para atraer a la patronal al acuerdo acaben limitando el alcance de la medida y avisando de que no apoyarán una reforma “descafeinada” que mantenga aspectos lesivos de las políticas puestas en marcha por el PP.

En este sentido, el portavoz de los republicanos, Gabriel Rufián, pidió al PSOE que no diera por hechos los votos de la formación independentista, mientras que la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, advirtió de que el presidente de la CEOE “podrá tener mucho poder pero no va a conseguir pulsar los votos en el Congreso, ya que aquí serán las izquierdas soberanistas las que tendrán que debatir y votar la reforma”. La coalición soberanista demandó la comparecencia de Yolanda Díaz en el Congreso para que informe sobre los avances del diálogo social. Aunque desde el Ejecutivo se decantaron por formalizar una ronda con todos los partidos próximos al Gobierno, y en la que ya ha participado el PNV.

Desde el Ejecutivo español recuerdan que todas las leyes aprobadas con los sindicatos y la patronal, “fruto del diálogo social”, han sido aprobadas en el Congreso sin cambios y eso es lo que esperan que ocurra también con la reforma laboral. Creen además que la suma de la CEOE al acuerdo dificultaría al PP su oposición a la nueva ley. El reto para Sánchez viene con la forma de tramitación de la norma. De convalidarse, se tramitaría como proyecto de ley para introducir cambios mediante enmiendas con el Plan de Recuperación de Bruselas como telón de fondo.