Este periodista disecciona la "guerra de poder" en el Partido Popular y ve un claro paralelismo entre el proceder de Trump y de Díaz Ayuso a la hora de conquistar notoriedad.

¿Cómo analiza este crujido político?

—La reacción de Ayuso para mí era la esperable en cuanto tuvimos noticia de la moción de censura en Murcia. Ya habíamos analizado en varias ocasiones que el Gobierno de Madrid era inestable, y que Ciudadanos tenía la posibilidad de hacerlo caer. Incluso se hablaba hace meses de que podía ser presidente Aguado con el apoyo del Partido Socialista, aunque el PSM tiene mucha más representación en la Asamblea que C's. Aguado ha estado lento, es un político que podríamos situar en el ala derecha de Ciudadanos, y en ningún momento vio la posibilidad de convertirse en presidente o generar otro tipo de Gobierno.

¿Ha sido lento o leal a Ayuso?

—Si Aguado ha sido leal, la que no lo ha sido es Ayuso. En todo caso ese Gobierno no tenía mimbres para ser un Ejecutivo unido. Se abre una perspectiva de campaña electoral con los focos de la política estatal. Todos los partidos se juegan muchísimo, tanto a nivel estatal como madrileño.

¿Qué derivadas tiene este movimiento para el proyecto de Casado?

—Ayuso es un verso suelto dentro del PP y hay una guerra de poder dentro del partido. Casado es un líder muy tocado, desde hace más de dos años que está liderando el PP no ha tenido ningún buen resultado. Lo único que ha conseguido es algún poder territorial, pero siendo segunda fuerza. El Partido Socialista arrasó en las autonómicas. Ayuso se está postulando frente a otra opción que sería Feijóo, como una sucesora de Casado capaz de aunar la derecha, esa teoría de Aznar y de la Fundación FAES de que no puede haber tres partidos y solo puede haber uno. Y quién mejor que Ayuso para llevarse a muchos electores de Vox y a parte de Ciudadanos. Casado había iniciado un giro intentando llevar al partido al centro después de estar en posiciones muy ultras compitiendo con Vox. Ahora el agravio que le ha hecho Ciudadanos le puede obligar quizás a mirar otra vez hacia posiciones más de derechas. La verdad es que no me gustaría ser Casado en estos momentos.

Dice que Ayuso puede morder en el electorado de Vox, y a la vez va a depender de Vox.

—Creo que la alianza natural, y es muy fácil que den los números, sea la de un Gobierno de Ayuso con Vox dentro o apoyando desde fuera. Vox está creciendo mucho en otros territorios, entre ellos Murcia, lo que puede ser una de las causas por la cual Ciudadanos inicialmente dio el paso allí. Dicho esto, Ayuso tiene una estrategia totalmente trumpista. Haciendo escándalos se habla de ella y no de otras cosas, como de los problemas de la ciudadanía de Madrid, que son muchos. Este grito constante como forma de hacer política lo hemos visto incluso en su tuit fijado con mayúsculas, que es exactamente lo que hacía Donald Trump. Está emulando un tipo de política que ante la marabunta informativa de redes sociales y pantallas, el que grita es el que recibe el foco de atención.

¿Hay señales de que Aznar pudiese estar distanciándose de Casado?

—Cuando empezó el juicio por la caja B de Bárcenas, hace un par de semanas, Aznar en algunas entrevistas afeó a Casado su estrategia de intentar pasar página y desvincularse de cualquier pasado. Casado está débil. Hay movimientos en el PP que demuestran que la lucha de las primarias perdura. Ahora con Feijóo y Díaz Ayuso compitiendo por hacerse con el partido en un momento en que la derecha nunca había estado tan dividida.

En ese juego de dados, también debemos enfocar a Sánchez. ¿Ese tacticismo que se observa en el PSOE no es asimismo criticable?

—Efectivamente. La política actualmente tiene mucho de espectáculo y muy poco de gestión en el momento en que la ciudadanía necesita más gestión pública que nunca. Y la política se ha convertido en un artefacto comunicativo. La gestión de la pandemia no ha sido buena en ninguna de las administraciones, y sin embargo se genera espectáculo para que no se hable de ello. A mí me cuesta creer que gurús tan reputados como los que rodean al presidente no barajaran la variable de que lo que pasara en Murcia iba a tener réplicas en otros territorios, concretamente en Madrid. No me lo creo. Supongo que de todos los escenarios que analizaron este era uno de ellos. Lo cual nos puede llevar a pensar que querían unas elecciones o romper el Gobierno en Madrid. Y la lentitud en presentar la moción de censura, ya que se adelantó Más Madrid y el PSOE lo hizo a remolque, puede llevar a pensar que lo que querían eran comicios. Jugársela a Ayuso en las urnas.