El Gobierno español lanzó ayer otro de esos globos sonda que pinchan en menos de 24 horas, y que dejan muy comprometida su estrategia de comunicación con rectificaciones continuas y cierta imagen de improvisación. Desde que la pandemia del coronavirus comenzó a mitigar en el Estado español, las autoridades han pedido que se sepa convivir con el virus y extremar la precaución, y han dado por hecho que habrá rebrotes esporádicos. Es lo que está sucediendo con los temporeros en Aragón, que ha decidido endurecer los controles; Lleida, Nafarroa, o la comunidad autónoma vasca, con los contagios en hospitales, una residencia bilbaina y un encuentro entre personas unidas por lazos familiares en Orio, unos repuntes que el Gobierno vasco considera controlados y localizados, con los contactos en aislamiento. También el Estado, por boca de Fernando Simón, había evitado encender las alertas el lunes. Pero ayer la vicepresidenta española, Carmen Calvo, entró abiertamente a señalar que no se descarta recuperar el estado de alarma “en una parte del territorio, si no en todo” si la situación empeora, algo que por ahora es una especulación. La portavoz Montero la corrigió y aclaró que no se contempla “a corto ni medio plazo” porque la pandemia está “controlada”.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, María Jesús Montero enfrió con claridad el escenario que había señalado unas horas antes Calvo en Antena 3, y dijo que las comunidades han recuperado las competencias y tienen instrumentos para atajar los rebrotes. Montero siguió dejando un resquicio abierto, muy a futuro, si los indicadores sanitarios dan un vuelco “drástico” de manera “global” en el Estado, pero pareció hacerlo simplemente a título de inventario para recordar que Sánchez se reserva todas las herramientas. Calvo había amagado con volver al estado de alarma, lo que supondría que el Estado recuperase el control, en lugar de dejar a las comunidades que actúen de manera quirúrgica con medidas concretas o sus propias restricciones. “Si llegara el momento de que tengamos una situación grave, el Gobierno puede decretar perfectamente la alarma en una parte del territorio, si no en todo”, había dicho.

El estado de alarma ha concluido esta semana en el Estado español, aunque en casos como el vasco lo hizo antes, el viernes de la semana pasada, lo que supuso que el Gobierno de Urkullu recuperase plenamente sus competencias para gestionar la crisis sanitaria. En realidad, el lehendakari ya tenía el control absoluto de la situación desde la fase 3 para regular sus propios aforos, debido al pacto que firmó el presidente Sánchez con el PNV para poner fin al mando único estatal, y que supuso que el presidente español solo se reservara el control de las fronteras. Urkullu tenía la capacidad de acortar la fase 3 y así lo hizo, para recuperar también la movilidad con Cantabria. Sánchez había asumido igualmente un compromiso, incluso ante Ciudadanos, para no volver a aplicar ese estado de alarma y estudiar reformas legales para recurrir a la legislación ordinaria en el caso de que tuviera que limitar la movilidad de los ciudadanos. De ahí que el anuncio de Calvo pudiera haber encendido otro fuego, aunque Montero se apresuró a arrojar agua. Mañana se vota en el Congreso el decreto de normalidad que preserva el autogobierno y solo establece criterios de autoprotección como el uso de mascarillas, o medidas de contingencia como tener un ratio de camas de UCI libres.

Fuentes del Gobierno vasco consultadas por DEIA aseguraron ayer que no contemplan que se pueda regresar al estado de alarma. Creen que la situación “está controlada” porque, a diferencia de lo que sucedía al inicio de la emergencia sanitaria, ahora es posible realizar PCR con mayor normalidad y rapidez, y esa capacidad permite actuar de manera quirúrgica sobre ese foco, identificar a los contactos y ponerlos en aislamiento en sus casas. Creen que seguirá habiendo brotes, pero que la situación está controlada y no se están produciendo contagios comunitarios, sino en entornos familiares o fácilmente aislables. Además, recalcan que el Gobierno vasco tiene ahora todas las prerrogativas para actuar. Interpretan que, a lo sumo, el Gobierno español podría referirse a que algunas comunidades vuelvan a aplicar medidas más restrictivas, propias de fases anteriores, como varias comarcas de Aragón regresando a los criterios de la fase 2. El Ejecutivo vasco no ve la necesidad de cerrar ningún municipio. El lehendakari levantó la semana pasada el estado de alarma y opinó que se habían sobredimensionado los rebrotes en Euskadi. Abrió la frontera con Cantabria y considera que la situación sigue siendo favorable. Celebra el fin de la excepcionalidad en un debate donde también entra en juego el rechazo del Gobierno vasco a un confinamiento eterno que doble la pérdida de empleos. No se teme tampoco por las elecciones del 12 de julio.

Montero aclaró que las autonomías tienen un sistema sanitario “musculado” que permite la detección precoz de casos y su aislamiento, y son ellas las que mantienen “las competencias” y pueden decidir si restringen la movilidad con otros instrumentos que no implican que Sánchez active el estado de alarma. Eso sí, aclaró que no hay “ningún sustitutivo” para el estado de alarma si hubiera que aplicarlo en el futuro. Añadió que “ojalá” nunca se llegue a esa situación.

“Llegado el momento, el Gobierno puede decretar la alarma en una parte del territorio, si no en todo”

Vicepresidenta del Gobierno español

“A corto o medio plazo, el Gobierno no está estudiando el estado de alarma”

Ministra portavoz del Gobierno español