bilbao - El lehendakari va a protagonizar pasado mañana el arranque del curso parlamentario con el pleno de política general en la Cámara de Gasteiz en un contexto extraño, con la repetición de las elecciones generales sobrevolando en el horizonte, pero con la intención de abrir el paraguas para que a Euskadi no le salpique el chaparrón estatal y siga gestionando y explorando los acuerdos. También recordará los compromisos del Estado español con Euskadi, como las transferencias pendientes, una exigencia que sigue vigente pese al bloqueo en Madrid.

Por un lado, en clave interna, según las líneas fundamentales del discurso que dio a conocer ayer en el Consejo de Gobierno, Urkullu insistirá en ensanchar el pacto del nuevo estatus de autogobierno más allá del PNV y EH Bildu, pero no lo hará emplazando a los partidos, sino que esta vez se centrará en depositar toda su confianza en que los expertos que están trabajando en el articulado “amplíen y profundicen” el acuerdo. Por otro lado, va a recalcar que sigue existiendo una deuda con Euskadi en relación a las transferencias pendientes que recoge el Estatuto de Gernika, una demanda compartida de manera muy amplia por el arco político vasco y respaldada con pronunciamientos parlamentarios. Urkullu recordará que es un objetivo “fundamental” para su gobierno. Suena a advertencia para el presidente español en funciones, Pedro Sánchez, y precisamente hoy el PNV preguntará en el Congreso de los Diputados al Gobierno socialista qué piensa hacer para dar cauce a los compromisos de la agenda vasca en este largo periodo en funciones que se avecina.

En el debate del estatus, los juristas designados por los cinco grupos parlamentarios tienen de plazo hasta el 30 de noviembre para redactar un articulado, y lo poco que ha trascendido apunta a que el catedrático designado por los socialistas, Alberto López Basaguren, está participando activamente en los documentos a pesar de que en un primer momento sobrevolara el riesgo de bloqueo. El consenso, por lo tanto, irá más allá del PNV y EH Bildu, un objetivo que siempre tuvo presente el partido jeltzale, pero que la coalición de Arnaldo Otegi ve como un riesgo de descafeinar lo pactado. EH Bildu, de hecho, volverá a pedirle que se ajuste a las bases pactadas. En este asunto ha habido ya una crisis importante de confianza con EH Bildu desde que anunciara su propio articulado y cargara en los hombros del jurista jeltzale, Mikel Legarda, toda la responsabilidad por el ritmo pausado del debate en el grupo de expertos. El lehendakari no se dejará enredar y volverá a apostar con claridad por un acuerdo amplio que evite frustraciones al llevar el texto al Congreso de los Diputados.

El portavoz Josu Erkoreka lo dejó patente ayer: “El lehendakari reconoce la labor del grupo de expertos, y expresa su confianza en que estos trabajos permitan ampliar y profundizar el acuerdo interno para avanzar en el autogobierno”. Urkullu apostará por el pacto, el mutuo reconocimiento con el Estado y una relación bilateral, de igual a igual.

reflexión crítica El debate del autogobierno y el asunto de la convivencia y la memoria van a centrar los aspectos más políticos del discurso del lehendakari. En la convivencia, volverá a realizar un marcaje implícito a la izquierda abertzale al pedir un reconocimiento del daño injusto causado con una mención concreta a ETA, aunque el llamamiento será general para lograr un acuerdo entre todos los partidos. Este verano ha sido agitado en materia de memoria, con los recibimientos en plena calle y con ostentación pública para los presos de ETA a su salida de la cárcel. Además, la Ponencia de Memoria únicamente está avanzando con acuerdos entre el PNV y Elkarrekin Podemos. El lehendakari se marca como objetivo alcanzar “una reflexión crítica global sobre el pasado que, incluyendo explícitamente la violencia de ETA, sea compartida, por primera vez, por todas las fuerzas políticas”. “Vamos a seguir avanzando en la ampliación de espacios constructivos y participativos de consenso en materia de memoria, así como de reconocimiento y reparación de víctimas”, defenderá.

El lehendakari apuntará también un par de retos clave que pretende resolver en los próximos meses: aprobar el proyecto de ley para reforzar la igualdad de mujeres y hombres, y también el anteproyecto de ley de educación. Apuntará igualmente sus retos con el horizonte de 2030, y en ese punto enmarcará asuntos como la transformación digital, la transición energética y la reducción del efecto invernadero, y el problema del envejecimiento y el descenso de la natalidad.

En este pleno va a estar muy presente el debate presupuestario, que comenzará a tomar velocidad el próximo mes, cuando se conozcan las previsiones de recaudación. Existe el riesgo de que la pugna a nivel estatal tensione el clima político vasco y complique el acuerdo. El lehendakari no quiere jugar con la baza de la presión de un adelanto electoral y ha aclarado que, aun en el caso de una prórroga presupuestaria, la legislatura podría aguantar hasta el final, en septiembre de 2020. En su análisis para convocar elecciones van a pesar otros argumentos, como la economía mundial y el riesgo de recesión. La oposición lo va a apretar por el flanco del discreto balance legislativo, pero Urkullu cree que su deber empieza y acaba con la presentación de los proyectos en el Consejo de Gobierno, y corresponde a los grupos gestionarlos a nivel parlamentario. Además, sacará brillo a la reducción del paro por debajo del 10%, a los 150 compromisos del programa ya en marcha, los 15 planes estratégicos en ejecución, los 15 proyectos de ley presentados por el Gobierno y las cinco proposiciones de PNV y PSE.