Bilbao - El lehendakari está tratando de abrir una grieta en la pinza que mantiene la izquierda con el PP poniendo sobre la mesa sus contradicciones, y tendiendo la mano a la oposición para que no intente de manera sistemática retratar a su equipo como un gobierno débil. En el caso de Podemos, lamentó que en Madrid sí vea posible una concertación con el PNV dentro de una mayoría progresista frente a la derecha española, mientras en suelo vasco mantiene las distancias, y dejó caer que es más sorprendente que no haya acuerdo en el Parlamento Vasco cuando las políticas sociales autonómicas son más avanzadas. Su líder estatal, Pablo Iglesias, ha dejado ver en alguna ocasión que las considera un referente. Urkullu, incluso, insinuó que la lectura de Podemos sobre las elecciones generales es equivocada porque pondera los resultados de la izquierda y al mismo tiempo se alía con el PP. A EH Bildu le pidió que “traiga a Euskadi la flexibilidad que propone en Madrid”, al hilo de un debate que había comenzado con el estatus de autogobierno.

Un día después de que la oposición volviera a unirse para obligarlo a recuperar las primas por jubilación anticipada para los funcionarios, Iñigo Urkullu pidió a EH Bildu y Elkarrekin Podemos en el pleno parlamentario que dejen de sumar con el PP y les tendió la mano para llegar a acuerdos. “Adelante, la puerta está abierta”, dijo en un tono conciliador. En el caso concreto de la coalición morada, puso en evidencia que su estrategia se contradice con el posibilismo que exhibe en Madrid. Se preguntó por qué es posible entenderse en Madrid (donde el PNV fue junto a Podemos y los nacionalistas catalanes un partido decisivo en la moción de censura del socialista Sánchez y sus diez meses de mandato), mientras en suelo vasco se opta por el enfrentamiento y se hace, además, con una actitud menos posibilista aunque sea una sociedad “más cohesionada, equilibrada y solidaria”.

EH Bildu centró sus alusiones en el escenario de amenaza contra el autogobierno, desconfió del PSOE y cuestionó la defensa del nuevo estatus desde el PNV, pero Urkullu le dijo que hay que buscar el diálogo, la negociación y el acuerdo, y que hay que empezar a hacerlo en el Parlamento Vasco, donde volvió a sacar a colación sus pactos con el PP. Pidió, además, que Madrid no sea una excusa para no acordar en Euskadi. A los populares no les pudo decir nada, porque Alfonso Alonso había retirado su pregunta del orden del día.

El pleno de control celebrado ayer estuvo muy condicionado por la proximidad de las elecciones municipales y forales del próximo día 26, de manera que nadie esperaba en realidad un acercamiento entre la oposición y el Gobierno vasco. Se irá viendo a partir de los resultados electorales y de la tramitación de los Presupuestos autonómicos en diciembre. El debate sobre estos puntos, no obstante, transcurrió con buen tono, aunque no se pudo testar la actitud del PP porque Alonso retiró su pregunta sobre el grado de cumplimiento de las reformas. El popular había mantenido un día antes una conversación informal con el lehendakari en los pasillos que en algunos ámbitos se vendió como un inicio del deshielo en el marco de la imagen más moderada que quiere proyectar su partido tras la hecatombe electoral, aunque el escepticismo es total en el Gobierno vasco. El mismo día de la conversación, el PP defendió la iniciativa sobre las primas a funcionarios y tuvo el respaldo de Bildu y Podemos para admitirla a trámite.

Ese episodio se suma a la prórroga presupuestaria y la dimisión del consejero Darpón. Elkarrekin Podemos siempre se ha presentado como alternativa al PNV, y los acuerdos se limitan a cuestiones muy puntuales y al debate de la convivencia, donde las posiciones sí son muy cercanas, como sucede en la Ponencia de Memoria. Con EH Bildu, el PNV pactó las bases del nuevo estatus, pero la relación ha tocado fondo con el fracaso de la negociación presupuestaria y la dimisión de Darpón, que se vivió en Sabin Etxea como una traición. En paralelo, EH Bildu ha apoyado los decretos sociales de Sánchez a cambio de nada, mientras se negó a votar los que presentó el consejero Azpiazu para amortiguar la prórroga. Podemos le dio un apoyo parcial, al igual que el PP.

EL PLENO El debate sobre la pinza comenzó con la intervención de la portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte, quien rechazó interpretar que la victoria del PNV en las generales suponga un aval para el Gobierno vasco (“es una lectura simple”, dijo), y acusó a los jeltzales de orillar el estatus a pesar de las pulsiones recentralizadoras en el Estado. Urkullu le respondió con su receta de diálogo, negociación y acuerdo, y mencionó que hay que extraer dos conclusiones de las generales: se debe respetar la realidad nacional vasca, y también admitir la pluralidad de Euskadi. “El resultado de las elecciones debería hacer posible el diálogo, negociación y acuerdo, pero que Madrid no sea excusa para no alcanzar acuerdos aquí. No perdamos más el tiempo. El diálogo empieza aquí”, dijo, para añadir que EH Bildu ha votado “semana tras semana” con el PP. “Tienen una oportunidad de cambiar esa actitud y lograr acuerdos si esa es su voluntad. Adelante, la puerta está abierta”, ofreció.

Desde Elkarrekin Podemos, Lander Martínez pidió al lehendakari que evaluara la situación económica, dijo que la sociedad ha votado en clave progresista en las generales, y que la política debe girar a la izquierda. Urkullu le respondió que se han abierto opciones de acuerdo y que tiene “voluntad”, pero opinó que Podemos no ha realizado una lectura “completa” de las elecciones porque pacta con el PP. “Si según ustedes podemos ser capaces de entendernos en Madrid, no sé por qué aquí en Euskadi, la comunidad más cohesionada, más equilibrada y solidaria, no”, contrapuso.