BILBAO. En su valoración de los resultados de las elecciones generales, el presidente del PP, Pablo Casado, abrió la veda a las críticas contra Vox, formación a la que siempre se había resistido a calificar como de extrema derecha, definición que utilizó por primera vez el pasado martes en Génova. Se trata de un cambio de paso motivado por el hundimiento electoral sufrido el 28-A y alentado por los líderes territoriales del PP. Pero no todos: en el PP de Andalucía siguen resistiéndose a situar en su estricto espectro ideológico a los de Santiago Abascal. La razón es que, al igual que en la investidura del presidente de la Junta, Juanma Moreno, los populares siguen necesitando del apoyo no solo de Ciudadanos, sino también del partido ultra para carburar el gobierno en esa comunidad autónoma.

Así, mientras el PP andaluz sigue haciendo equilibrios para no caer en las críticas de Casado hacia Vox sin desautorizar a su líder estatal, la formación de Abascal ha puesto el grito en el cielo y ha amagado incluso con no apoyar los presupuestos de la Junta de Andalucía. El portavoz de Vox en el Parlamento andaluz, Alejandro Hernández, exigió ayer a Casado que rectifique las palabras en las que les calificó como “extrema derecha” para sentarse a negociar con la coalición del PP y C’s los presupuestos.

“Esto no es una rabieta ni una reacción desmesurada”, advirtió Hernández en rueda de prensa, en la que sostuvo que “si el PP ha copiado casi de modo literal el programa de Vox y ahora dice que es un partido ultra o de extrema derecha, lo que tiene es ganas de molestar, ofender o incluso injuriar”. “Si a los incumplimientos del acuerdo de investidura firmado con el PP añadimos la ofensa, estamos echando gasolina a un fuego que ya ha alcanzado unas dimensiones lo suficientemente importantes como para que no estemos en disposición de sentarnos a hablar con el PP ni con Ciudadanos”, zanjó.

Esta amenaza quedó ayer en tierra de nadie y el Parlamento andaluz abrió la puerta a reformar el Estatuto de Autonomía para suprimir los aforamientos al tomar en consideración la propuesta de PP y C’s, que contó con el respaldo de Adelante Andalucía y Vox, y la abstención del PSOE. Para Manuel Gavira, de Vox, la supresión de esta figura es “una oportunidad de reforzar la igualdad” ante la ley.

Equilibrios ante Vox

Por su parte, el portavoz del PP andaluz, José Antonio Nieto, se vio ayer acorralado por las preguntas de los periodistas acerca de si secunda la calificación de Vox como extrema derecha, tal y como ha asegurado Pablo Casado. “No es admisible un cordón sanitario en torno a Vox”, se zafó Nieto ante la insistencia de la prensa, y “Vox es al PP lo que Podemos al PSOE, y eso no es una descalificación”, agregó. “La experiencia irá demostrándole a Vox que tiene que cambiar”, zanjó.