BILBAO - Los que lo conocieron entonces coinciden en que Arzalluz ya gozaba de un incipiente liderazgo en el partido. Iñaki Anasagasti lo califica de “revolución” en el nacionalismo vasco: “Fue una revolución en el sentido en que aportaba algo nuevo, distinto a lo que había. No estaba lastrado por el pasado, aportaba el toque académico y, sobre todo, tenía formación”. Por su parte, Josu Sagastagoitia lo recuerda con “una mente muy estructurada” y una gran inteligencia. “Daba igual que todavía estuviéramos en la clandestinidad y no hubiera una estructura de partido, que Arzalluz ya destacaba por su personalidad y su carisma. Él era el jefe, incluso antes de formalizar la estructura”, describe. Mitxel Unzueta añade que a pesar de su juventud “ya era fuerte en el partido” y apuntaba dotes de “gran comunicador”.

Según relata Anasagasti, Arzalluz era también quien marcaba la posición del partido en los últimos años del franquismo. “Yo recuerdo perfectamente cómo él redactó el comunicado a la muerte de Franco”. Finalmente, Sagastagoitia destaca su “atractivo especial” y su “amplia” cultura. “Era como Ajuriaguerra. Aunque siempre desempeñó cargos de importancia en el partido, realmente no le hacía falta ya que tenía fuerza de por sí”, concluye. - M. Aizpuru