La imposición de un certificado covid para discotecas y eventos multitudinarios le costó ayer al primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, la mayor rebelión interna en el Parlamento desde que llegó al poder, ante el rechazo que provoca esa medida en el ala dura de los tories.

Hasta 96 diputados conservadores votaron ayer en contra de su propio Gobierno, que cuenta con una mayoría de 79 escaños y habría perdido si no hubiera contado con el apoyo puntual de la oposición laborista: la Cámara de los Comunes dio luz verde a la medida por 369 votos frente a 126. También generó controversia la obligación de que el personal sanitario esté vacunado contra la covid a partir del próximo año -61 conservadores lo rechazaron- y la reimposición de las mascarillas en interiores -38 tories estuvieron en contra-, aunque ambas medidas fueron también aprobadas.

Pérdida de confianza

El ministro de Sanidad, Sajid Jaivid, defendió que esos planes son necesarios para evitar la saturación de los hospitales ante la expansión de la variante ómicron, mientras que el diputado conservador Mark Harper, uno de los cabecillas de la revuelta, acusó al Ejecutivo de haber entrado sin necesidad en un “modo de pánico y emergencia”.

Antes de las votaciones de ayer, Johnson convocó a los diputados de su grupo parlamentario para tratar de calmar los ánimos y apagar la rebelión. Aún así, la oposición desde sus propias filas resultó aún mayor de lo que se había anticipado. El rechazo de una parte de los conservadores a las últimas restricciones contra la pandemia se suma a un creciente descontento interno con la gestión del conservador Johnson.

Las filtraciones sobre diversas celebraciones navideñas en Downing Street en diciembre de 2020, cuando pesaban sobre los británicos estrictas medidas sociales para evitar contagios, han pasado factura a la imagen del primer ministro, que ha caído nueve puntos por detrás de los laboristas en las encuestas.

El desencanto con Johnson revivió el fantasma de una eventual moción de confianza contra él como jefe del Partido Conservador, que se celebraría si al menos 54 de sus diputados lo piden por escrito (el 15% de los 361 parlamentarios tories).

El diputado Geoffrey Clifton-Brown aseguró tras la votación de ayer que ese escenario “está escrito” si el jefe de Gobierno no “cambia su estrategia” el próximo año. Harper argumentó en los Comunes que el Reino Unido se enfrentará en el futuro a diversas variantes del coronavirus. “Esta es la primera gran prueba sobre cómo afrontamos la llegada de una variante preocupante en una población muy bien vacunada”, dijo el parlamentario, que consideró que el Ejecutivo de Johnson “no lo está haciendo demasiado bien”. “Enviemos un mensaje claro al Gobierno: hay una manera mejor de hacer esto”, dijo Harper.

La también conservadora Anne Marie Morris sostuvo por su parte que las mascarillas y el certificado covid “harán más daño que bien a la sociedad”, dado que en su opinión contribuyen a “generar miedo” e “incrementan los problemas de salud mental”.

último escándalo

Fiesta en Downing Street .

El vídeo con la “fiesta” del Covid celebrada en Downing Street en las Navidades del 2020 -mientras Londres y gran parte del Reino Unido estaban bajo severas restricciones- ha dejado en evidencia a Boris Johnson y ha provocado la fulminante renuncia de su asesora Allegra Stratton, la excomentarista de la BBC contratada precisamente hace tres años para realzar su imagen.

Acusaciones. Dominic Cummings, exasesor y mano de recha de Boris Johnson, cargó contra el ‘premier’ e insinuó que no solo se celebró una fiesta navideña (con un Papá Noel secreto incluido) sino que hubo posiblemente más celebraciones a lo largo de noviembre y diciembre del 2020 en la mansión del Johnson y en abierta violación de las restricciones vigentes.