La alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, expresó ayer su gran preocupación por el reciente estallido de violencia en la ciudad colombiana de Cali, de donde su oficina ha recibido informes de que 14 personas murieron y 98 resultaron heridas -54 por disparos- en los enfrentamientos que tuvieron lugar en los dos últimos días en el contexto de protestas ciudadanas, en las que se detectó la presencia de civiles armados.

Una declaración emitida por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, que dirige Bachelet, señala que se ha recibido información de que esos individuos -entre quienes figuraría un miembro de la policía judicial que oficialmente estaba de descanso- abrieron fuego contra los manifestantes, periodistas que cumplían su misión e incluso transeúntes que pasaban por allí. “El funcionario policial fue golpeado hasta morir por la muchedumbre”, señaló Bachelet , quien agregó que en otras partes de la ciudad otros individuos sin identificar dispararon contra manifestantes en presencia de policías. “Estos hechos son muy preocupantes tras el progreso que se estaba haciendo para resolver la revuelta social a través del diálogo”, dijo la alta comisionada, quien reclamó que se investigue a todos aquellos que causaron muertes o heridas, lo que incluye a funcionarios del Estado, y se les sancione de acuerdo a su responsabilidad.

Bachelet pidió que se detengan todas las formas de violencia, lo que incluye los actos de vandalismo, a lo que agregó que confía en el compromiso que han asumido varias entidades y personalidades de Cali, así como a nivel nacional, para encontrar una solución negociada a este ciclo de violencia, que empezó hace un mes con una huelga general en rechazo a distintas políticas sociales y económicas del gobierno. Al menos 30 personas han sido detenidas en Cali desde el día 28 y se pidió para ellos un proceso con todas las garantías legales.

Marchas en medio de la tensión

Por otra parte, miles de personas vestidas con camisas blancas salieron ayer a las calles de Bogotá, Medellín, Barranquilla y otras ciudades colombianas para denunciar la violencia y los bloqueos en las protestas que tienen lugar desde el 28 de abril, en un ambiente de tensión con críticas desde balcones y de transeúntes contrarios. Los manifestantes también protestaron contra los bloqueos, una forma de protesta usada para presionar al Gobierno.