El partido Laborista de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha visto confirmada su gran victoria en las elecciones nacionales tras la concesión de la derrota proclamada por su rival del Partido Nacional, Judith Collins, y que podría convertirse en un triunfo histórico si finalmente consigue la mayoría absoluta que tiene al alcance de la mano, pendiente del inminente final del recuento.

En sus primeras declaraciones tras su victoria, Ardern ha avanzado que los próximos tres años de gobierno estarán caracterizados por su "ritmo y su velocidad" dado el "fuerte mandato" que ha recibido de los neozelandeses.

Asi mismo, la primera ministra ha agradecido a quienes han confiado en su Gobierno "a la hora de liderar la recuperación de la pandemia de coronavirus", para muchos analistas el factor clave en el gran triunfo laborista en un país que ha confirmado 25 fallecidos y 1.527 contagios desde la declaración de la pandemia.

De momento, y con un 96 por ciento de votos escrutados, el Partido Laborista se está haciendo con un 49 por ciento de las papeletas, su mejor resultado en casi un siglo y más de 20 puntos por delante de un Partido Nacional que ha caído en la más absoluta debacle, con su peor resultado provisional (27 por ciento) desde 2002.

El porcentaje de votos actual concede por ahora a Ardern la mayoría absoluta en el Parlamento al traducirse en 64 escaños, tres más de los necesarios para consolidar su dominio en la cámara de 120 diputados, de acuerdo con las estimaciones del 'New Zealand Herald'.

El resto de los partidos no alcanzan los dobles dígitos. El liberal ACT Nueva Zelanda de Tim Jago y David Seymour registra un 8,1 por ciento de las papeletas, mientras que los Verdes se están moviendo en un 7,5 por ciento de apoyo.

El sistema electoral de Nueva Zelanda dificulta los gobiernos en solitario, y no hay partido que haya obtenido una mayoría absoluta desde 1996, pero Ardern está en camino de conseguirlo; el más izquierdista, además, si termina de incorporar el programa de los Verdes, pero pendiente de las necesidades de los votantes de centro, preocupados por la espiral de deuda en la que se está sumergiendo el país.

Con todo, este resultado es consecuencia directa de la excelente gestión de Ardern frente a la amenaza del coronavirus, erradicado por ahora en la práctica totalidad del país, en detrimento de un Partido Nacional incapaz de estimular a la población con su promesa de bajar temporalmente los impuestos.

Otro de los grandes derrotados de estas primeras horas de recuento es el socio de coalición de Ardern, Nueva Zelanda Primero, que de momento saca un 2,3 por ciento del voto, lejos del 5 por ciento necesario para entrar en el Parlamento; un resultado que podría dar la estocada final a uno de los grandes nombres de la política neozelandesa, Winston Peters, un hombre que, en su apogeo, se erigió como elemento clave para configurar gobiernos.