Estados Unidos tiene un sistema político fuertemente bipartidista, donde el Partido Republicano y el Partido Demócrata se han turnado históricamente en la presidencia. Sin embargo, el país cuenta con otras formaciones minoritarias como el Partido Libertario o el Partido Verde que han llegado a ser decisivas en diferentes elecciones.
Lo hizo con el empresario y exgobernador de Nuevo México Gary Johnson al frente, que en los comicios de 2012 ya había logrado superar el umbral del millón de votos.
En esta ocasión, la candidata es Jo Jorgensen, psicóloga y profesora en la Universidad de Clemson, Carolina del Sur.
"Los libertarios se oponen firmemente a cualquier interferencia del gobierno en sus decisiones personales, familiares y comerciales. Esencialmente, creemos que todos los estadounidenses deben tener la libertad de vivir sus vidas y perseguir sus intereses como mejor les parezca siempre y cuando no hagan daño a otros", asegura en su web este partido fundado en Colorado en 1971.
Es por ello que la formación busca "reducir sustancialmente el tamaño y la intrusión del gobierno y recortar y eliminar los impuestos en cada oportunidad".
Dado lo disputado de aquellos comicios, una pequeña proporción de los votos del Partido Verde, en particular en Florida –el estado que decidió el resultado final y en el que Bush se impuso por 537 sufragios–, hubiera bastado para llevar al candidato demócrata a la Casa Blanca.
En esta ocasión, el candidato es el sindicalista Howie Hawkins. El partido se ha fijado dos objetivos: "Convertir el Partido Verde en una oposición viable y activista al sistema de gobierno corporativo de los dos partidos capitalistas" y "poner nuestro programa ecosocialista en la agenda pública".
El hecho de no haber cumplido los requisitos para que su nombre figure en las papeletas de varios estados clave, como Florida o Texas, le impide reunir los votos necesarios para convertirse en presidente. Tampoco es competitivo en ninguno de los 12 estados en los que se presenta, pero sí puede dañar a Donald Trump o a Joe Biden en las carreras donde el margen de distancia entre ambos sea muy ajustado.
No está claro a cuál de los dos principales candidatos podría perjudicar West. Muchos republicanos, incluyendo Trump, parecen estar seguros de que el afectado será Biden, a pesar de que el rapero se declaró en su día gran admirador del presidente.
Según su plataforma electoral, West quiere reformar la policía, reducir las deudas de préstamos y viviendas, y "restaurar la oración en el aula". También es contrario al aborto, aunque asegura que no lo prohibiría.
West se gastó entre el 15 de julio y el 31 de agosto casi siete millones de dólares (unos 5,8 millones de euros) de su bolsillo para la campaña. En ese mismo plazo solo recaudó 11.472 dólares en aportaciones individuales.
Tres años antes, Blankenship había sido declarado culpable del delito menor de conspirar para violar intencionalmente las normas de seguridad y salud por la explosión de la mina de carbón Upper Big Branch en 2010, que dejó 29 muertos en Virginia Occidental. Blankenship, presidente ejecutivo de Massey Energy –propietaria de la mina– cuando ocurrió el desastre, pasó un año en prisión por aquello.
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