Jerusalén - La Explanada de las Mezquitas de Jerusalén fue escenario ayer de disturbios entre palestinos y la Policía israelí, en una jornada tensa en la que Israel celebró la toma del este de la urbe en 1967, con miles de jóvenes que marcharon por el centro de la ciudad portando la bandera israelí.

Los enfrentamientos se produjeron durante la mañana, en coincidencia con la conmemoración del Día de Jerusalén, que para Israel marcó la reunificación de la ciudad hace 52 años y para el resto del mundo supuso el comienzo de la ocupación israelí sobre la parte oriental de la urbe tres veces santa, que los palestinos reclaman como capital de su futuro Estado.

La violencia estalló, cuando fieles palestinos arrojaron piedras y sillas contra los cuerpos de seguridad y siguió después de que un grupo de judíos religiosos accediera a la Explanada de las Mezquitas, cuando la Policía respondió con medios de dispersión antidisturbios dentro del recinto. Según medios israelíes, las tensiones se elevaron con el acceso de los judíos en el lugar después de que recientemente los cuerpos policiales permitieran solo la entrada de musulmanes en el complejo por la celebración de los últimos días del mes sagrado de Ramadán, que por primera vez en 30 años coincide con el Día de Israel.

“Jerusalén es nuestra y de nadie más”, cantaron decenas de miles de israelíes que colmaron las calles de la ciudad. Hombres y mujeres que marcharon por separado, siendo en su mayoría jóvenes religiosos y nacionalistas de ultraderecha, llegaron a la Ciudad Santa de distintas partes de Israel, y también de los asentamientos judíos en los territorios palestinos ocupados.

La muchedumbre desfiló desde el oeste de la ciudad con ambiente festivo, con los organizadores del desfile que instaron al público “a no generar problemas con los árabes”, y durante su marcha destacó el color azul y blanco de las banderas israelíes que enarbolaban, así como el entusiasmo de muchos adolescentes que lucían en su cabeza la kipá (solideo judío) mientras bailaban y saltaban.

Ante un fuerte dispositivo policial y medidas de seguridad reforzadas, los israelíes cantaron canciones sobre temas bíblicos y relacionados con pasajes de la Torá (Pentateuco), mientras muchos bailaban en círculo en su camino hacia la Ciudad Vieja de Jerusalén, por la cual se adentraron rumbo al Muro de las Lamentaciones, el vestigio del lugar más sagrado para el judaísmo, situado en territorio ocupado.

Deportación Por otro lado, el Tribunal Supremo israelí ha paralizado la orden de deportación sobre el director regional de la ONG Human Rights Watch (HRW), Omar Shakir, acusado de apoyar el boicot a Israel, y que a finales de abril presentó una apelación ante la corte para evitar ser expulsado inmediatamente del país.

Shakir, estadounidense de origen iraquí, concretó que el tribunal ha emitido un interdicto que bloquea provisionalmente la orden del Tribunal de Distrito de Jerusalén, que a mediados de abril ratificó su expulsión ordenada por el Gobierno israelí en mayo de 2018. Con esta decisión, el miembro de HRW podrá seguir trabajando en Israel y los territorios palestinos hasta el final del procedimiento judicial, cuando el Supremo dé una respuesta definitiva a su recurso. - Efe