Lima - El expresidente peruano Alan García falleció ayer por la mañana en un hospital de Lima mientras era operado de un disparo en la cabeza que él mismo se dio cuando iba a ser detenido por supuestos delitos de corrupción vinculados al caso Odebrecht, el gigante brasileño de la construcción que ha protagonizado en los últimos años, el mayor escándalo de corrupción de la historia de América Latina, con ramificaciones en varios países, entre ellos Perú y a varios de sus expresidentes, como Pedro Pablo Kuczynski, Ollanta Humala, Alejandro Toledo y el propio Alan García.

El exmandatario estuvo al frente del Ejecutivo peruano en dos mandatos -de 1985 a 1990-, considerado como desastroso por la inmensa mayor parte de los peruanos, debido a la profunda crisis económica y el embate del grupo terrorista Sendero Luminoso, y de 2006 a 2011, período en que realizó un viraje ideológico radical de la izquierda de sus orígenes a una derecha económica y social sin complejos, mientras en el imaginario colectivo de Perú quedaba como un personaje inmune a toda acusación.

García ha muerto a los 69 años de edad tras haberse disparado en la cabeza cuando iba a ser detenido por orden judicial y después de haber sufrido tres paro cardiorrespiratorios. Fuentes del partido Aprista y el presidente de Perú Martín Vizcarra así lo confirmaron.

Según reveló el ministro peruano de Interior, Carlos Morán, el ex presidente le dijo a los policías que llamaría a su abogado desde su habitación y segundos después se escuchó un disparo de arma de fuego. La Policía forzó la puerta y encontró a García en posición sentada y con una herida en la cabeza”, detalló Morán, quien defendió la actuación policial. “La intervención de la Policía se ha apegado a protocolos establecidos, apoyada en una diligencia ordenada por un juez en el marco de un caso emblemático como es el de Odebrecht”, comentó el ministro.

El anuncio de la muerte fue hecha en primer lugar por el secretario personal de García, Ricardo Pinedo, a los medios que esperaban en los exteriores del hospital Casimiro Ulloa de Lima, a donde fue trasladado de urgencia por los propios agentes de la Policía que habían llegado a su casa para detenerlo.

Casi de inmediato fue confirmado por el presidente Vizcarra, en su cuenta oficial en Twitter. “Consternado por el fallecimiento del expresidente Alan García. Envío mis condolencias a su familia y seres queridos”, señaló Vizcarra.

El director del hospital, Enrique Gutiérrez, señaló que el exgobernante presentaba un disparo de arma de fuego en el cráneo “con orificio de entrada y salida” y que todos los médicos del centro hospitalario participaron en la operación que intentó salvarle la vida.

Según testigos consultados por la televisión peruana, García estaba cubierto por una manta roja y poco después llegó al lugar uno de sus hijos y representantes del Partido Aprista Peruano (PAP).

La Fiscalía de Perú había iniciado una investigación contra Alan García por presuntamente haber recibido pagos ilícitos de la constructora brasileña Odebrecht por la construcción de la Línea 1 del Metro de Lima.

Los fiscales descubrieron que García realizó en 2012 una conferencia en Sao Paulo (Brasil) por la que cobró 100.000 dólares procedentes de la cuenta oculta de Odebrecht, la misma con la que la empresa pagó millonarios sobornos en una docena de países de Latinoamérica. Asimismo, hallaron que su exsecretario Luis Nava y su hijo José Nava Mendiola y el exvicepresidente de la petrolera estatal Petroperú recibieron sobornos de Odebrecht.

Junto a García, también se ordenó ayer la detención de Luis Nava, y Miguel Atala -ambos señalados como testaferros del expresidente-, además, del exministro de Transportes, Enrique Cornejo, quien horas después del trágico suceso se entregó a la Justicia, y de otros cinco exfuncionarios de su segundo gobierno.