Julio entraba con los aeropuertos limpiando para la reapertura, con Mallorca llenándose de alemanes y con un conteo de contagios que a Sanidad le daba la cifra de 149.

Al día siguiente bajaban a 134 y a Fernando Simón se le iluminaba la cara, aunque pedía prudencia. Quizás no las tenía todas consigo. Y es que el día 3 subían a 174.

Sanidad ha dejado de facilitar los datos en fin de semana, por lo que debíamos esperar al día del txupinazo virtual para ver cómo el capote de San Fermín hacía que los nuevos casos se quedaran en 78. Pero a partir de ahí comenzó la cuesta, y no la de Santo Domingo, sino la de los contagios. Y eso que el día subía a una cifra todavía moderada, 124.

La semana finalizaba en repunte, rebrotes y recomendaciones de no bajar la guardia. 257, 241 y 333 hacían del día 11 una jornada de reflexión sobre si estábamos siendo demasiado descuidados.

El lunes, quizás por el llamado 'efecto fin de semana' los nuevos contagios no pasaban de 164. Pero ya el martes, el coronavirus tomaba aire subiendo a 263 nuevos casos y escalando ayer a los 390, la cifra más alta desde el estado de alarma. Y eso trae como consecuencia la obligatoriedad del uso de la mascarilla. De momento.