BILBAO. Asimismo, ha manifestado que se encuentra en tratamiento psicológico ya que le dan "chispazos" y que, en la jornada en que sucedieron los hechos, no había tomado la medicación, aunque sí había consumido anfetaminas y cervezas, y se le fue "la pinza". La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Bizkaia ha celebrado este viernes el inicio del juicio con jurado popular contra A.J.J., quien en el momento de los hechos tenía 37 años, y que está acusado de matar a golpes a un policía jubilado tras una pelea entre ambos en una huerta ubicada en Amorebieta. La acusación particular pide para él 25 años de prisión y la Fiscalía 13, mientras que la defensa solicita su absolución por legítima defensa.
El acusado, que está ingresado en la prisión de Basauri y que en varios momentos del juicio se ha autogolpeado la cara contra la mesa, ya que, según se ha justificado, estaba "nervioso", se enfrenta a una petición de pena de 13 años de prisión del Ministerio público por un delito de homicidio previsto en el artículo 138.1 del Código Penal, así como inhabilitación absoluta durante el tiempo de condena e indemnizaciones superiores a los 200.000 euros para la mujer y los tres hijos del finado.
Según ha relatado el fiscal, el acusado propinó a la víctima "múltiples puñetazos y patadas que le impactaron en la zona de la cara y la cabeza", ocasionándole lesiones traumáticas en la región facial y craneal en una acción "inequívocamente criminal" con la que "machacó" al fallecido.
Asimismo, el fiscal ha enfatizado que el agresor dejó "agonizante" en el suelo a la víctima, un expolicía nacional con licencia para tener armas, aunque "no tenía cerca su pistola cuando fue agredido".
Por su parte, la acusación particular eleva la petición de pena a 25 años por un delito de asesinato previsto en el artículo 139.1 del Código Penal, así como la prohibición de acercarse a los familiares de las víctimas a un mínimo de 500 metros por un período de 35 años.
Según ha relatado esta acusación, la víctima no tuvo tiempo de defenderse en un encuentro que "no fue causal", ya que horas antes el agresor "había amenazado" al fallecido, por lo que "se dirigió a la huerta para matarle", propinándole "todos los golpes en la cabeza". Asimismo, ha insistido en que, en el momento de los hechos, el fallecido no portaba ningún arma.
ENAJENACIÓN MENTAL
Por su parte, la defensa del acusado solicita la libre absolución de su defendido por legítima defensa o como pena alternativa cuatro años de prisión por enajenación mental. "Es una persona normal, sin antecedentes. No es ningún delincuente. Todo es por una mala relación con la familia, una enemistad por una cuestión sentimental", ha afirmado el letrado de la defensa, que ha recalcado que su defendido propinó "golpes, pero sin intención de matar".
Asimismo, ha afirmado que su representado tenía en el momento de los hechos "disminuida su capacidad cognitiva" por el "acoso" al que se estaba viendo sometido por la familia del fallecido, lo que hacía que no fuera "consciente de lo que hacía".
"PIDO PERDÓN"
En su testimonio, el acusado ha pedido perdón por lo sucedido y ha negado que tuviera "intención de matar". "He jodido a su familia y a la mía. Me arrepiento de aquello", ha sostenido.
Tras mostrarse dispuesto a resarcir económicamente a los familiares del fallecido, ha calificado a la víctima como "una buena persona" que "no se merecía lo que ha pasado". "Tenía buen trato con él, íbamos juntos a pescar", ha indicado, al tiempo que ha enmarcado las disputas que mantenían en el hecho de que con anterioridad había mantenido una relación sentimental con la hija del fallecido.
Según ha señalado, en la tarde del 17 de septiembre de 2015 y, tras haber pasado un tiempo en su huerta, donde consumió cervezas y anfetaminas, se dirigió a recoger su automóvil, motivo por el que pasó por las inmediaciones de la huerta del fallecido.
"Cuando pasé por allí empezó a amenazarme. Dijo que me iba a matar y vino corriendo hacia mí", ha relatado el acusado, para añadir que, cuando se encontraba junto a él la víctima, le agarró y "echó mano a la pistola".
Según su relato, en ese momento él se defendió propinándole dos golpes y la víctima cayó al suelo. Con posterioridad, y "tras ver que estaba vivo", alejó la pistola, ya que "tenía miedo de que se levantara y me disparase" y se marchó corriendo del lugar. Posteriormente, se dirigió hasta la estación de tren para trasladarse a Bilbao, donde fue finalmente arrestado por la Ertzaintza.
"ME DAN CHISPAZOS"
Asimismo, ha afirmado que no recuerda si golpeó a la víctima cuando éste se encontraba en el suelo, ya que se le "fue la pinza". "Me suelen dar chispazos", ha añadido. En este sentido, ha indicado que, tanto en el momento de los hechos como en la actualidad, se encuentra en tratamiento médico por problemas mentales que no ha querido concretar. "Me da vergüenza hablar de lo que tengo en la cabeza", ha justificado.
Respecto a las disputas que mantenía con la víctima y su entorno, ha rechazado que tuviera "problemas" con el fallecido, aunque sí con la hija de éste con quien habría mantenido una relación sentimental. "Estaba despechada al haberla dejado por otra", ha enfatizado. Asimismo, ha negado que en las horas previas a los hechos hubiera amenazado a la familia del fallecido, aunque, por contra, sí ha señalado que el día anterior él fue "víctima" de una paliza.
El juicio, que está previsto se prolongue hasta el próximo 29 de mayo, se reanudará el lunes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial con la declaración de testigos.