Durango - Fueron 20 horas de angustia absoluta pero finalmente todo terminó bien. Jorge Danta, el joven desaparecido desde del viernes en Basauri cuando salía de entrenar, aunque su última pista se perdió en Durango, fue recogido ayer sano y salvo a las 15.58 horas por una patrulla de la Ertzaintza en la estación de Euskotren de Lemoa, según informaciones del departamento de Seguridad. Por fin Julio y su mujer, padres del joven atleta que padece autismo, descansan tranquilos después de unas horas de mucho nerviosismo.
Al parecer el chico se montó en el tren de las 13.50 horas en Amara, Donostia, dirección Bilbao. El viaje transcurrió con normalidad hasta que unos pasajeros que habían tenido noticias de su desaparición se acercaron hasta el joven y, al constatar que era Jorge, avisaron al personal de Euskotren. “Cuando se dieron cuenta de que era nuestro hijo se dirigieron al personal para decirle que en uno de los vagones se encontraba un chico que había desparecido y que le buscaban en Durango. Inmediatamente, responsables del tren indicaron a los viajeros que le llevaran hasta la cabina para hacerle varias preguntas”, explicaba Julio, padre del niño. “Una vez allí, el conductor invitó a Jorge a viajar con él y le preguntó si tenía teléfono, a lo que contestó que no pero que sabía de memoria su número de móvil. Acto seguido el maquinista hizo la llamada al teléfono que Jorge había indicado y fue respondido por los padres”, respondía a DEIA el padre, visiblemente aliviado. “Nosotros no le tenemos habituado a que lleve móvil, pero como sabemos que su número lo sabe de memoria, en previsión de que facilitaría el número a alguien, lo teníamos con nosotros bien cargado esperando la llamada como al final ha sucedido” relataba Julio. Tras la llamada, el conductor avisó a los padres de la buena noticia y estos, que se encontraban en la comisaría de la Ertzaintza en Durango, notificaron a una patrulla para que fuera a recogerle hasta la parada de Lemoa y trasladarle a Durango para reencontrarse con sus padres. “Ha sido increíble la ayuda y la solidaridad de la gente. Todo el mundo se ha volcado con nosotros: la Ertzaintza, los medios de comunicación... Pero sobre todo quiero agradecer a los padres del Club de Atletismo que, desde que les avisamos, han pasado la noche entera rastreando Durango. Temíamos por nuestro hijo. Hacía mucho frío y pensábamos que estaría metido en algún portal”, contaba a DEIA el padre.
Por el momento hay muchas incógnitas de los viajes que realizó Jorge desde el viernes a las 20.00 horas. A esa hora, como siempre, su padre Julio le esperaba frente al polígono Artunduaga de Basauri pero se retrasó algo más de lo habitual. Una tardanza que Jorge aprovechó para bajar desde el polideportivo hasta el pueblo para dirigirse al metro. Allí se subió al suburbano hasta Neguri y después a Plentzia para volver hasta Bolueta y montarse en el tren hasta Durango, donde perdió su última pista. “No sabemos qué hizo en Durango y tampoco tenemos constancia de cuándo pudo coger el tren para Donostia, pero nos ha dicho que incluso ha comido un pintxo allí. Aunque no sabemos hasta qué punto eso será cierto... Seguramente se ha distraído por alguna razón y ha acudido a sitios donde los nombres le eran conocidos como Durango, Plentzia o Donostia. Él está bien y no queremos presionarle mucho, ya nos contará con más detalle qué pudo pasarle para que se desorientara tantas horas”.