Esta vez Rajoy no llevaba corbata
Rajoy es un hombre de costumbres, y quienes seguimos desde hace años como periodistas el día a día del PP el sábado enseguida supimos que su presencia en la clausura del Congreso de los populares vascos traería pocas novedades. Quienes le conocen muy bien, saben que el presidente del Gobierno cuida mucho sus apariciones y los mensajes que quiere transmitir. Y al margen de sus intervenciones en actos oficiales y en el Congreso o el Senado, cuentan sus colaboradores que si su intención es hacerse oír, siempre lleva corbata. Lo comprobamos en Sevilla cuando los populares elegían a Juan Manuel Moreno presidente del PP andaluz con el 98,5% de los votos. El proceso (como el vasco) había sido tortuoso al enfrentarse en medio del camino los deseos de Cospedal y los de Soraya Sáenz de Santamaría. El sábado Rajoy no llevaba corbata. El presidente del Gobierno era consciente de que clausuraba un congreso de un partido que no le aporta muchos votos. En Euskadi desde 2000 los populares se han dejado en las elecciones generales 113.235 votos y, en los comicios del 21-O, Basagoiti perdió 16.241 papeletas y 3 escaños, quedándose por debajo del registro del PP en 1998. La búsqueda del voto joven no caló en una sociedad que empezaba a vivir sin ETA y desplazaba al partido como cuarta fuerza en el Parlamento. No supo rentabilizar el apoyo prestado en 2009 al PSE para desalojar a Ibarretxe de Lehendakaritza.
Rajoy sabe que el PP vasco a corto plazo no le traerá una gran cosecha de votos al contrario que Galicia, Castilla-La Mancha, Valencia, Madrid o Andalucía donde se juegan continuar en el poder o verse expulsado de él. Rajoy, como Rubalcaba con Roberto Jiménez en Navarra, prefiere poner en un segundo plano el culebrón Quiroga y apostar por otras plazas decisivas para ganar al PSOE las europeas y mantener al PP en un futuro en Moncloa.
En términos políticos, Euskadi no está en la agenda de Rajoy. Solo para gritar ante las víctimas que no habrá concesiones a ETA y para no atacar al PNV, a quien sabe que necesitará cuando se quede en minoría en las próximas generales. El resto, no figura. El PP vasco no le da los suficientes votos como para preocuparse por sus líos internos. Un culebrón propio de una guerra abierta más por el control del partido que por la transmisión del que será el ideario en los próximos años. Que es lo que están esperando los votantes y el 82% de la sociedad que en el último Euskobarómetro mostraba una alto nivel de desafección política. Con el espectáculo dado y pese a las disculpas pedidas en público, como si del último alegato de un reo condenado a pena de muerte se tratara, el PP ha aprendido poco.
No han servido ni los abrazos ni las buenas palabras. Nunca sabremos cuál habría sido el resultado de la votación sin estos. Lo que se enturbia en un mes, no se arregla en horas y el 27% de los votos en blanco demuestra que el PP vive la mayor crisis interna desde la salida de María San Gil. Basagoiti fue reelegido en 2012 por el 92,5%. La fotografía del sábado refleja que Quiroga está tocada. Posee un problema de liderazgo y ahora tiene el reto por delante de seducir a un territorio como Álava que le ha lanzado un mensaje claro: el voto en blanco se puede convertir en un futuro en una fuerte oposición y probablemente, si no se sabe gestionar bien, en un caramelo envenenado con los resultados de las elecciones municipales y forales en la mano y donde se jugará perder el poder en Álava.
Quiroga ha puesto como secretaria general a una persona que procede del territorio que desde 2001 más votos ha perdido: 110.655. En 2008, Basagoiti arriesgó su liderazgo con el objetivo de abrir el partido a la sociedad y apostar por la centralidad. ¿Qué hará Quiroga? De momento, sería bueno que explicase por qué ha relevado a Oyarzabal, qué funciones tendrá el vicesecretario general, si el PP que viene es de centro o de derechas (no olvidemos las voces críticas que surgieron con la reforma de la Ley del Aborto), cómo piensa robar votos al PNV y en que se diferenciará de Vox y UPyD. No es poco en una formación que desde 2001 se ha dejado en Euskadi 197.026 votos.