Donostia. El 11 de julio falleció en accidente de tráfico un jesuita donostiarra muy popular en Venezuela y hombre de repercusión social mundial por sus luchas a favor de los derechos fundamentales de la población indígena. Se llamaba José María Korta, también conocido como Hermano Korta. Sus restos mortales fueron velados en la capilla del Colegio Loyola Gumilla, de Puerto Ordaz.

El vasco llegó al país americano en los años 60 y el 15 de diciembre de 1999 fundó la Universidad Indígena de Venezuela (UIV). Para esta empresa pública con sede en Tauca, en el estado de Bolívar, regresó a Euskadi y se entrevistó con portavoces del PNV para solicitarles ayuda. En el encuentro, el religioso se reunió con Xabier Arzalluz, a quien ya conocía, e Iñaki Anasagasti, quien recuerda con buenas palabras aquella cita y asegura que José María fue un hombre íntegro.

La muerte del ignaciano ha provocado, además, que Jorge Arreaza, vicepresidente ejecutivo de la República Bolivariana de Venezuela, emitiera un amplio comunicado oficial sobre su persona. "La partida de José María Korta Lasarte nos compromete como pueblo, como Gobierno Revolucionario, a asumir de forma integral, humana y diáfana, nuestra relación con los pueblos originarios, a profundizar el camino que abrió el comandante Hugo Chávez", presidente fallecido al que el guipuzcoano también se enfrentó en un momento.

Defensor de los indígenas José María Korta, de 84 años, denunció en múltiples oportunidades las acciones violentas contra los dirigentes yukpas y fue un promotor de la demarcación de las tierras de los pueblos indígenas en general. El vasco protagonizó una recordada huelga de hambre frente a la Asamblea Nacional de Venezuela, para exigir al entonces Gobierno Chávez la excarcelación del cacique indígena yukpa Sabino Romero. "Korta ha dado su vida por los pueblos originarios que amó hasta el final. El Dios de los pequeños y humildes reciba a este hombre que luchó por construir justicia", enfatizó al conocer la muerte de su compañero de orden Arturo Peraza, provincial de los jesuitas en la república venezolana.

Su primer viaje a Venezuela lo realizó de joven como misionero. Ya entonces mostró predilección por los pueblos indígenas del país. Incluso logró que idiomas autóctonos que no contaban con grafía la tuvieran y a día de hoy hay libros impresos en estas lenguas históricas que de otro modo en algún momento podrían desaparecer sin vestigios escritos.

La fotoperiodista cubana Yordana Caridad ha sido una de las numerosas personas que a través de las redes sociales han lanzado al mundo su lamento por la muerte de este misionero. "El padre Korta no fue un misionero cualquiera, celoso del dogma de su religión. Para él, la identidad de cada pueblo se construye desde la propia fe. Un misionero jamás debe aplastar la idiosincrasia del pueblo indígena", valora Caridad quien llegó a conocerle.

A su juicio, el nacido en la parte vieja de Donostia se vinculó a los indígenas, asumiendo su cultura y promoviendo proyectos de autogestión económica no desarrollista, y muchos proyectos de educación. La cubana ensalza, además, que ya en los 70, Korta ingenió un texto de matemáticas en idioma yekwana.

Perseverante como buen vasco La fotógrafa asegura que su servidumbre garante de los pueblos originarios -como los llaman en el país americano- "molestó" a los que ostentaban el poder aquellos años e, incluso, a la Iglesia llegando a ser expulsado del territorio que pisaba. Pero, "el vasco, testarudo al fin, por supuesto que regresó años después adonde sus hermanos indígenas, y continuó con los proyectos".

Un ejemplo de ellos fue la UIV, institución de Educación Superior Indígena que "apuesta y propicia la afirmación de las culturas originarias y la interculturalidad", definen desde la propia Universidad. La firma cuenta con sedes en los estados de Bolívar y Amazonas. Sus estudiantes pertenecen a los pueblos yekuana, eñepá, pumé, warao, sanemap y piaroa. Los pueblos indígenas de Venezuela representan alrededor del 1,5% de la población, pero Amazonas la proporción sube casi al 50%.

Por ellas y ellos dio la vida. El día anterior a comenzar su ayuno recordado y del que se hicieron eco los rotativos internacionales, Korta escribió a un compañero -según informó Marta Martínez en DEIA- y le dijo: "Vladimir, mañana empiezo una huelga de hambre indefinida. Voy solo, no he invitado a ningún jesuita que me acompañe. Si lo hacen es por su cuenta. No quiero meter a la Iglesia ni a los jesuitas en esta lucha (...) Considero cercana para mí las siguientes consignas: en solidaridad con la lucha de Sabino Romero; por la restitución inmediata de las tierra yukpa; por la liberación de Sabino; para que se cumpla el Capítulo VIII de la Constitución Bolivariana y para que se haga justicia en la jurisdicción indígena yukpa".