gasteiz. Había perjurado en infinidad de ocasiones que el bicho, como así llamaba al cáncer de pulmón que le detectaron el 29 de noviembre de 2011 en un rutinario control médico, no podría con él. Pero desgraciadamente todavía persisten enfermedades que acaban hasta con la vida del tipo más batallador y testarudo del mundo. Así era Manel Comas, cuya voz se apagó definitivamente a los 67 años de edad tras casi veinte largos y, a la postre, estériles meses de infatigable lucha.
La de ayer, como no podía ser de otra manera, fue una jornada negra y de inmenso dolor para todos los estamentos del baloncesto estatal y para el baskonista en especial. Aunque más de uno ya vaticinaba el fatal desenlace desde hacía tiempo, la luctuosa noticia de su fallecimiento no dejó de causar una profunda conmoción en el club gasteiztarra y en sus aficionados debido a los estrechos lazos existentes entre ambos. El Sheriff nunca disimulaba su condición de ferviente seguidor azulgrana, no solo en sus habituales retransmisiones televisivas, sino también fuera de micrófono. Mientras, la entidad presidida por Josean Querejeta también sentía un apego sincero hacia el entrenador que empezó a cambiar la historia del club, le dotó de carácter e inició la brutal transformación de pez chico hacia un grande de Europa desde su desembarco a mediados de los 90.
Comas, que militó en la capital alavesa entre 1993 y 1997, terminó perdiendo la batalla en el considerado partido más importante de su vida. Las sesiones de quimioterapia le provocaron un indudable deterioro físico y un cansancio que le impidió desde finales de febrero seguir ejerciendo su labor como comentarista en Televisión Española, junto a Arseni Cañada y Juanma López Iturriaga. Sus menguadas fuerzas le obligaron a dedicarse en cuerpo y alma a la pelea contra la enfermedad que le martirizó en los últimos tiempos.
El baloncesto español se queda huérfano de una de sus figuras más carismáticas que ha dejado una huella imborrable por su peculiar personalidad, por hablar siempre sin pelos en la lengua y cantar las verdades incluso al lucero del alba.
Sentido homenaje Y es que todavía permanece fresca en la memoria de todos la emotiva imagen del barcelonés puesto en pie el pasado 24 de enero en el palco del Fernando Buesa Arena, recibiendo el cariño de más de 15.000 seguidores en la celebración de las 250 victorias continentales ante el Barcelona. Un buen puñado de ellos conseguidos bajo su dirección cuando el extinto Taugrés alcanzó tres finales consecutivas de la Copa de Europa entre 1994 y 1996 ante el Olimpia, el Benetton y el PAOK. Tras frustrarse el asalto a los títulos en Lausana y Estambul, a la tercera llegó la apoteosis ante los griegos en un pabellón Araba embargado por una emoción desbordante. Casi dos décadas después, es el único título continental que figura todavía en las vitrinas del club alavés.
La ACB se queda sin uno de sus históricos que puede presumir de unas cifras astronómicas. Comas tenía a sus espaldas más de 700 partidos dirigidos en la competición y era, con 392, el segundo técnico con más victorias en su haber tras el inalcanzable Aíto García Reneses. Fue un trotamundos durante las más de tres décadas que permaneció dedicado en cuerpo y alma a la profesión, ya que estuvo al frente de once clubes distintos: Joventut, Licor 43 Santa Coloma, CAI Zaragoza, Cacaolat Granollers, Cáceres, Tau, Barcelona, Manresa, Forum, Murcia y Cajasol.
Pese a militar en tantos lugares, el Baskonia y Gasteiz siempre fueron sus ojitos derechos por haber vivido los mejores años de su trayectoria. Al combinado gasteiztarra le defendió con uñas y dientes, granjeándose incluso la enemistad de muchos. Desde la distancia, sufría las derrotas como el que más y vibraba con los éxitos. En su palmarés, figuraban la Recopa de 96 y la Copa conseguidas con el Tau, además de la Korac de 91 con el Joventut.