bilbao. Hay que escuchar a la mente, pero dejar hablar al corazón. La frase viene a ser un compendio de la forma del talante de Fleya de Ugalde, una mujer a quien los que conocieron le pincelan como "de fuerte carácter", "áspera en el primer contacto", pero con un cerebro en el que cabía corazón, además del ya de por sí anidado en su pecho.

Esta bilbaina fallecida el pasado viernes formó parte de la promoción de 1980 del alumnado de Historia en la Universidad de Deusto. Previamente, había estudiado en el Collège Français de Bilbao. También ejerció como periodista. Nació en Bilbao en 1958. Dio a conocer su nombre y apellido por trabajos acuñados en la revista Euzkadi, en las áreas de Política y como responsable de la de Cultura. También fue colaboradora del diario DEIA, donde trabajó su madre, de igual nombre, en los departamentos de Administración y Publicidad.

Ugalde Fernández fue jefa del gabinete de prensa del Grupo Parlamentario Nacionalistas Vascos en Gasteiz y abundó en la crítica literaria en La Gaceta del Norte. Finalizó, como ilustra la enciclopedia virtual Auñamendi, un máster en comunicación en Radio y Televisión en euskara.

Se cumplen treinta años de su incorporación a la entonces recién creada Euskal Telebista, donde trabajó como responsable de emisión. Mujer políglota, contaba con importantes premios de redacción en francés. Fue traductora de obras literarias en el idioma galo.

Fleya colaboró en la revista Euzkadi cuando el senador del PNV en Madrid Iñaki Anasagasti, era su director. El político jeltzale le bosqueja como una "mujer rigurosa, de una pieza. Nos presentó en 1979, en la oficina de la calle Marqués del Puerto, una propuesta para las elecciones municipales de 1979, las primeras en las que salió elegido alcalde Jon Castañares y se la aceptamos. Trabajó en aquella campaña y posteriormente en el Euzkadi donde hizo casi todas las entrevistas, así como una biografía de Juan Ajuriaguerra. De allí pasó a trabajar en ETB. Sabiendo que le quedaba poco se fue despidiendo de sus amistades con una grandísima entereza. Era una persona especialmente buena".

Las últimas palabras de Anasagasti renacen en la garganta del periodista Javier Vizcaíno, quien asegura que Ugalde hizo gala de una "tremenda dignidad para irse" y asegura que fue una mujer que "para quienes la conocíamos, ha dejado huella". Vizcaíno evoca cómo conoció a Fleya: "Fue un primer contacto a modo de encontronazo en un blog. De forma seca. Más adelante nos conocimos y nos llevamos muy bien. Mantuvimos el contacto", mantiene el también locutor de radio y continúa relatando sus impresiones: "Llamaba la atención su aparente sequedad, una forma de ser que al primer contacto es árida y dura. Realmente era una tía muy blandita por dentro, pero que levantaba un muro por delante, lo que le llevaba a la aspereza que digo. Yo también me siento identificado con esa forma de ser. Yo también soy así. Su coco era flipante, no solo inteligente, sino que sabía de todo; te sorprendía", concluye Vizcaíno.

"Vida poliédrica" El también periodista Iñigo Camino ensalza la labor realizada por esta mujer a quien define como "viajera impenitente, solidaria, buena gente". Otro gran amigo de Fleya fue Iñaki Atxutegi, compañero de trabajo que recordará siempre la "vida poliédrica" de su amiga, una mujer pionera en la tan en boga hoy Memoria Histórica. Atxutegi ensalza un trabajo que llevó a cabo, que se tituló Informe Fleya Ugalde y que "nunca salió a la luz, no se publicó", según le confirmó la firmante. Fue un encargo del PNV para entrevistar a las personas que sufrieron la Guerra Civil y el franquismo. Recogió testimonios de numerosas personas.

En ETB fue también de las primeras en incorporarse al ente público. Trabajó en el departamento de Emisión hasta que se vio obligada a coger la baja por enfermedad. A juicio de Iñaki, Ugalde era una persona de "mucho carácter", tanto que sonríe y llega a verla situada plantando cara al mismo Tejero, militar golpista del 23-F histórico y argumenta su imaginación: "Me contó que aquel día se quedó sola en el Araba Buru Batzar, en Gasteiz, y que llamó a Bilbao para ver qué tenía que hacer. Le dijeron que saliera de allí rápidamente. Hubiera sido glorioso el momento hipotético ante Tejero. Era una mujer afable, pero, como se dice ahora, con un par de ovarios. Tenía un punto irónico, bromista, divertido. Fue una mujer que sabía decidir y ordenar".

Este compañero de trabajo, subraya el gusto por el Extremo Oriente, por Asia, en los numerosos viajes de Fleya. "Hace poco me contaba una anécdota al respecto. Decía que había contratado un viaje combinado a India y China. Y me comentó que India no le gustó nada, que estaba deseando llegar donde vivían personas amarillas, como decía ella, que no se tranquilizó hasta llegar a China". Le apasionaban Vietnam, Laos, Camboya?.

Fleya falleció el 1 de marzo. Su cerebro dejó de funcionar, pero su corazón palpita aún entre las personas que le quisieron y hoy le echan en falta leyendo estas líneas.