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Un ejemplo de superación que perdura casi quince años después

Un ejemplo de superación que perdura casi quince años despuésFoto: lauaxeta ikastola

ABADIÑO. El próximo 2013 se cumplirán quince años de la pérdida de una andereño muy recordada en la comunidad educativa de la Bizkaia de las últimas décadas. Fecha triste, aquella festividad de Santiago de 1998 cuando un joven cogió sin el permiso de su padre el coche familiar, vehículo sin frenos, y acabó arrollando el utilitario en el que viajaba correctamente una madre abadiñarra que, junto a su hermana, regresaba, con toda la ilusión del mundo y con el futuro en sus manos, de Donostia, de formalizar la matrícula universitaria para su hija.

Ella era, es, Arantxa Mintegi, la primera mujer directora de pedagogía de EGB y preescolar de la ikastola Lauaxeta, centro ubicado en el término municipal de Amorebieta-Etxano. Casi tres lustros después, el próximo martes, día 27, sería su cumpleaños y tanto la familia -un verdadero ejemplo de superación- como sus compañeros de trabajo siguen hablando de ella en presente.

Su marido, Juan Mari Gandarias, estima que bere Arantxa necesita un homenaje escrito, palabras de encomio hacia esa persona, mujer, madre, matriarca… Mintegi nació el 27 de noviembre de 1950 en Traña-Matiena, Abadiño. Sus primeros estudios los cursó en San Francisco de Durango y el bachiller en el colegio Compañía de María de Orduña.

A continuación dio el salto a la universidad en Zaragoza, pero por el movimiento estudiantil tan crispado que se vivió en aquellos tiempos, con un 30% de asistencia, Arantxa decidió volver a Bizkaia. Entonces, se matriculó en Magisterio en Deusto, en la facultad que entonces era conocida como La Normal. Las prácticas de la carrera las hizo en las Carmelitas de Bilbao, donde tras su buena actuación fue empleada durante un curso.

De allí, logró una plaza en Amorebieta-Etxano, en el centro conocido como La Academia, embrión de lo que luego acabaría siendo la ikastola Andra Mari. En esta institución docente se interesaron por su trabajo, aunque al mismo tiempo en el colegio Lauro hubo quejas de padres y madres a los que no les gustaba el ideario de la época, diferente al actual. Por ello, deciden fundar con el pasionista Aita Fermín la ikastola Lauaxeta en los locales de San Gabriel de Orue. Itziar, al final, optó por esta última opción, convirtiéndose en una de las cinco primeras andereños del centro.

Mintegi contrajo nupcias con Juan Mari Gandarias. Dieron al mundo tres hijos. La felicidad familiar se truncó con el dichoso accidente en Getaria. La pérdida fue "muy, muy, muy dura", recuerda Juan Mari. En aquel tiempo, él tenía trabajo en Burgos y el matrimonio sacaba adelante a tres retoños menores de veinte años. "Si hasta ahora habéis sido responsables, ahora lo vais a tener que ser más", les pidió a Asier, Mireia y Endika, estos dos últimos gemelos. "¡Duro no, fue durísimo!", enfatiza Gandarias.

Y los jóvenes hicieron caso al padre que volvía a casa los fines de semana. Hicieron piña acusando a diario la falta del pilar familiar del hogar. Los hijos supieron sacar los valores que les transmitió su madre de sacrificio, responsabilidad, trabajo, dedicación, constancia… "Ese mérito -subraya su marido- era de Arantxa, era todo suyo". Asier y Endika acabaron Ingeniería y Mireia, Arquitectura. "En casa, mi mujer hacía y deshacía. A Lauaxeta le dedicaba el tiempo restante al de la familia", agrega Juan Mari, quien admite que al faltarle su media naranja "me refugié en el trabajo".

"hacía fácil lo difícil" Juan Mari define a su mujer en su trabajo como una educadora que por actitud y respuesta del alumnado mantenía una fácil comunicación con ellos, ya que aquellas asignaturas que pudieran parecer difíciles como Matemáticas las hacía fáciles, incluso daba clases de refuerzo en su propia casa en horas extraescolares. "Tenía un don para la enseñanza", apostilla.

Un compañero de Arantxa en el equipo de Lauxeta fue Jabi Artaraz. A juicio de este, Mintegi era una mujer "recta, muy dinámica, de hacer las cosas de modo perfeccionista", valora Artaraz quien no quiere dejar pasar que "fue una baja terrible. Fue una desgracia terrible. Ella era muy amante de la familia y muy comprometida con lo que tenía que hacer", aporta Jabi.

Casi quince años después de la pérdida de Arantxa, quienes aún le quieren como aquella mujer que fue, pueden sacar de conclusión sobre lo que ella supuso en sus jóvenes 48 otoños lo que supo resumir el sabio: "Lo importante en la vida no es superar a los demás, sino superarnos a nosotros mismos".

Ella buscaba la superación personal cada día. La buscaba entre los suyos, su más apreciado tesoro, y en sus aficiones como era, por ejemplo, la lectura. Su momento de pasar páginas en las novelas era un remanso de paz entre tanto ajetreo de andereño, madre, amiga… Otros hobbys eran pasear, con lo que conseguía relajar el alma y ejercitar su cuerpo, y viajar, pero la época no era como la de hoy en día y las facilidades tampoco las mismas. Aún así, conoció su querida Euskal Herria, Francia, España, Portugal o Chequia.

A la hora de tener un espejo en el que mirarse, tuvo a una tía, Eugenia, que siempre le llamó la atención. Era licenciada en exactas y había impartido clases durante la posguerra en Durango y Bilbao. Además, los fines de semana daba extraescolares a estudiantes, sobre todo, de San José Jesuitak de Durango. "Tenía fama de docente con calidad de comunicación. Yo creo que para mi mujer, para Arantxa era un ejemplo a seguir", señala Gandarias.

Esta vizcaina fue una de las primeras cinco andereños de Lauaxeta, ikastola ubicada en la impresionte atalaya natural de Orue. De ellas, solo Maije continúa en activo. Sin embargo, todo el profesorado y aquellos que fueron sus alumnos y alumnas no olvidan el trabajo que desempeñó en el centro que acabó siendo la primera organización vasca y del Estado en lograr el máximo galardón, el Award, en el Premio Europeo a la Excelencia de la EFQM. Junto a la Lauaxeta, otras quince organizaciones europeas recibieron estos reconocimientos en diciembre de 2007, algunas tan conocidas como Siemens, Philips, Volkswagen o TNT Express.

Quienes conocieron a Arantxa Mintegi hablan de ella también con excelencia: una mujer que buscaba la justa medida en lo que daba y nunca pedía a cambio. "Dejó una impronta en aquellos que le conocieron", valora su marido. El economista y político francés Anne-Robert Jacques Turgot dejó escrito para la reflexión de las sociedades en sus años, siglos de cambio que "el principio de la educación es predicar con el ejemplo". El próximo martes cumplirá 62 años una mujer, una andereño que fue un referente de esa forma de pensar, de vivir, de ser. Zorionak en el nombre de tu familia, compañeros y resto de amigos que siguen formando parte de tu esencia, de ti.