Bilbao. El próximo domingo 25 iba a cumplir 87 años. De conocida familia de médicos, Julián María Silva dio continuidad familiar a la especialidad de su padre, de igual nombre, y de su abuelo, Juan. Los tres fueron dentistas. Es más, una hermana mayor del fallecido contrajo nupcias con un médico también estomatólogo. Dos días antes de su pérdida el pasado jueves, la Sociedad Bilbaina le rindió un tributo por sus más de 50 años en la entidad fundada en 1839, galardón que recogió en su nombre la familia. El Colegio Oficial de Dentistas de Bizkaia también ha hecho público su pésame por el fallecimiento de uno de sus grandes profesionales como fue Silva Larrainzar.
Julián María nació el día 25 de noviembre de 1925 en el número 3 de la calle Bidebarrieta. La Guerra Civil cogió a la familia dispersa: los hijos estaban en Murgia (Araba) y el padre y la madre en Bilbao. Debido a la presencia del frente en Villarreal (Legutio) no pudieron reunirse hasta casi pasado un año, tiempo en que según relata la familia los pequeños fueron "acogidos por los vecinos del pueblo". La familia adulta mantuvo el tipo en el bocho a pesar de que su apoyo al nacionalismo vasco del PNV le llevó al aitite Juan a estar detenido en alguna ocasión. Julián también fue un hombre de convicciones abertzales.
Silva se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valladolid en 1950 y como médico estomatólogo por la Universidad de Madrid en 1954. A su formación académica hay que sumar un postgrado en Burdeos, Francia. Este vizcaino se asoció al Colegio Oficial de Dentistas de Bizkaia en enero de 1955, con el número 207 y tras una larga vida laboral, más de 45 años de ejercicio, causó baja colegial (21 de junio de 2001), por lo que se le nombró Colegiado Honorífico de Mérito.
trayectoria Julián Silva fue hijo de estomatólogo. Su padre Juan fue tesorero de la Asociación Vizcaina de Odontología y de la Junta constituyente del Colegio de Dentistas de Bizkaia. Al mismo tiempo su hijo Julián, ha heredado, además del nombre, su oficio.
Silva Larrainzar ejerció su profesión de dentista en Bilbao. Comenzó trabajando con su padre en Bidebarrieta y más adelante abriría su consulta en en la calle Gregorio de la Revilla. También fue interno de la Casa de Salud Valdecilla, participó en la creación del Museo de la Historia de la Medicina y participó en la Academia de Ciencias Médicas.
Fue un profesional dedicado en cuerpo y alma a su profesión y a su familia numerosa, de cinco hijos. Desde el Colegio Oficial de Dentistas de Bizkaia (COID) destacaron ayer a este diario su perfil religioso y humanitario: ayudó a las monjas de la congregación de María, a mantener la salud bucal de las religiosas en sus diferentes conventos. También colaboró en la fundación de Médicos Mundi.
Portavoces del COID definieron ayer a Julián Silva como un hombre totalmente volcado a su profesión y familia. "Fue un buen hombre, discreto, humilde, un gran profesional de una familia de médicos muy conocida", comunicaron.
La familia del bilbaino le recuerda como una "bellísima persona, siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitara, de trato muy educado y un hombre que nunca habló mal de nadie", explica su hijo, José Luis.
La afición que más le gustaba a este colegiado, además de el golf durante un tiempo, fue la de pescar en río, era reconocido como un muy buen pescador de trucha. La familia Silva-Goti veraneaba en Busturia, desde junio a septiembre con el padre que desde allí iba a trabajar a la capital y volvía. En ese enclave de Urdaibai era donde el dentista desconectaba del trabajo diario en mayor grado, él, persona de corazón abertzale que heredó de la ideología que ya defendió su abuelo, Juan.