YA no es primavera en el 15-M. Un año después de haber invadido el panorama político y social del Estado español como un movimiento ciudadano sin precedentes, con una fuerza desconocida, los indignados pretenden volver a tomar la céntrica Puerta del Sol de Madrid en medio de un cisma que ha dinamitado Democracia Real Ya, la cara más visible y fiable de esa amalgama conocida como 15-M. Cuando faltan apenas dos semanas para volver a tomar la calle, el colectivo de los indignados, que reclama un cambio social, político y económico, se ha partido en dos y asiste a un aniversario convulso.
Las fisuras en el seno de este movimiento no vienen, sin embargo, por las amenazas de los políticos de no permitirles acampar ni protestar, tal y como hicieran el año pasado. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ya ha adelantado que no se permitirá una nueva ocupación de manifestantes en la Puerta del Sol, porque, a su juicio, "son actos ilegales", y por tanto, no tienen cabida. Ajenos a la prohibición, ellos tienen previsto acampar en lugares emblemáticos como la plaza del Sol o la plaza de Catalunya el próximo 12 de mayo y permanecer allí durante tres jornadas, hasta el 15. Judith, miembro de DRY Barcelona, es categórica. "Confiamos en que el señor Felip Puig haya aprendido algo de sus desastrosas actuaciones y nos permita utilizar el espacio público de forma pacífica, constructiva y lúdica. ¿Por qué no se puede acampar en Plaza Catalunya para celebrar distintos actos gratuitos pero sí se puede instalar una pista de hielo de pago durante mes y medio?", se pregunta esta activista.
El movimiento 15-M irrumpió una semana antes de las elecciones municipales de 2011, que se celebraron en una España sacudida por una crisis económica que está haciendo tambalear el sistema. Sus protestas en las principales plazas de numerosas ciudades fueron multitudinarias. El Gobierno español, presidido entonces por José Luis Rodríguez Zapatero, permitió las manifestaciones, que se llevaron a cabo sin solicitar permiso.
Sin embargo, un año después, el Partido Popular no se mostrará tan tolerante y, según han avanzado tanto el ministro del Interior como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, la Administración no permitirá estas concentraciones. Y eso a pesar de que los indignados vaticinan reocupaciones masivas. "Este año estamos movilizando todavía a más gente, gente que, quizá, antes nunca hubiera salido a la calle", aseguran.
incendio en las redes sociales
Cruce de acusaciones
Pero en medio de esta gran revolución ciudadana, la plataforma Democracia Real Ya se encuentra sumida en luchas fratricidas. Una asamblea extraordinaria, a la que buena parte del colectivo resta legitimidad, aprobó hace una semana la conversión de DRY en asociación sin ánimo de lucro. El cambio de estatus ha desencadenado un cruce de acusaciones e insultos que ha incendiado las redes sociales. La ruptura llegó hasta el reparto de cuentas; la de Twitter para una de las facciones, la de Facebook para la otra.
El promotor del divorcio, Fabio Gándara y su equipo, convocaron una asamblea a principios de abril. Gándara -que fue el creador del grupo de Facebook que dio forma al colectivo- explica que la asamblea extraordinaria de Leganés se convocó en las redes internas y que estaba abierta a todo el mundo. Sin embargo, declina hacer otro tipo de declaraciones.
"Si ellos consideran que para ser operativos deben montar una asociación, adelante, pero entonces no pueden organizarla con este nombre porque traicionan a todos los miembros que abogamos por una organización horizontal y por no entrar en los cauces legales establecidos", aclara Judith. Y es que Democracia Real Ya no es una agrupación en sentido estricto. Es simplemente, un ágora de encuentro donde ciudadanos y asociaciones de corte heterogéneo conviven con el objetivo de conseguir un cambio en el modelo económico y social.
No en vano, la formación de DRY original replica que la II Asamblea estatal, celebrada en Málaga el pasado verano, consensuó que Democracia Real Ya no adoptaría ninguna forma jurídica, ya que contradecía sus principios", al tiempo que denuncia "la decisión ilegitima y unilateral de algunos activistas de conformarse como asociación".
Desbordados por el éxito
Una marejada interna
Las consecuencias de esta marejada interna no están claras. Pero la tormenta refleja, en cualquier caso, lo difícil que ha resultado la travesía para una organización desbordada por el éxito de movilización sin precedentes y que ahora cree que el movimiento está más vivo que nunca. "La situación se está degradando hasta tal punto que pensamos que mucha gente empezará a reaccionar y saldrá a la calle para denunciar el expolio al que estamos siendo sometidos", precisa la portavoz de DRY Barcelona.
Imanol, del movimiento 15-M Bizkaia es de la misma opinión: "Comenzamos hace un año desde que salimos a tomar la calle, pero no podemos pararnos, hoy hay más razones que entonces por las que salir indignados a la calle, pero también ilusionados porque los meses de movilizaciones han reforzado nuestras convicciones".
Para Judith, la actitud adoptada por los escindidos "es una manera de acaparar protagonismo y también de hacer daño al movimiento. Se trata de un grupo de personas que han decidido dar este paso sin contar con la gran mayoría de los compañeros", explica. "Nadie puede apropiarse de DRY porque no es una marca, es una idea, unos valores y unos objetivos políticos y sociales en base a la radicalidad democrática: una democracia participativa, horizontal y directa".