Bilbao. Ni una jaima en pie. Así quedó ayer el Campamento de la Libertad que miles de saharauis levantaron hace casi un mes a las afueras de El Aaiún para reclamar mejores condiciones de vida. A las 7.00 horas, los gases lacrimógenos del Ejército marroquí ponían fin a la mayor protesta desde hace 35 años y comenzaba una batalla campal que se alargó durante todo el día. Los enfrentamientos dejaron un saldo indeterminado de muertos, se habla de hasta de 12 fallecidos entre los saharauis -aunque el Frente Polisario sólo pudo confirmar uno- y cinco agentes marroquíes. La cifra de heridos es de, al menos, 80 personas. Las víctimas fueron llevadas al Hospital militar de El Aaiún y, según fuentes saharauis, el Ejército impedía el paso a los familiares, que se apostaron en la puerta a la espera de respuestas. "No sabemos si están vivos o muertos".
El conflicto estalló de forma virulenta. El Aaiún era una ciudad en llamas cuando los saharauis, que han resistido durante años de forma pacífica, se levantaron contra el Ejército marroquí. "Intifada", gritaban encolerizados. Las calles estaban completamente tomadas por el Ejército y la población saharaui salió a la calle y se enfrentó directamente a los soldados. "Es una situación producto de 35 años de represión, de opresión, de marginación, de empobrecimiento de la población, de hartazgo. El campamento se instaló fuera de la ciudad para evitar enfrentamientos, pero Marruecos respondió con la violencia a la que está acostumbrada. Esto es lo que ha encendido la mecha, la brutalidad, la respuesta desproporcionada y absolutamente salvaje del Ejército", señaló el delegado saharaui en Canarias, Mohamed Salem.
Tras los enfrentamientos en El Aaiún existía ayer una "tranquilidad inquietante" en las calles, mientras que unidades del Ejército marroquí patrullan las principales arterias de la ciudad. "La sensación que reina en las casas es de miedo, mucho miedo por lo que pueda suceder en las próximas horas", señalaba ayer un vecino de El Aaiún.
El campamento La tensión en el campamento de Gdaim Izik, ubicado a quince kilómetros de El Aaiún, había aumentado durante el fin de semana. El domingo, a las 20.00 horas, el Ejército acorraló la instalación, impidiendo la entrada a miles de saharauis que pretendían ingresar alimentos y bebida. Ya de madrugada, sobre las 5.00 horas, las fuerzas militares instaron a la población a desmantelar el campamento a través de altavoces. Entonces, un grupo, conformados principalmente por mujeres y niños, abandonó el lugar de la protesta. Dos horas después, el caos y la brutalidad se adueñó de la situación.
El Ejército desmanteló por la fuerza el campamento lanzando gases lacrimógenos desde helicópteros. Varias jaimas empezaron a arder y los manifestantes fueron obligados a dirigirse a pie a El Aaiún a través de un corredor de seguridad, rodeados por las fuerzas marroquíes. "Han quemado todas las tiendas, han destruido las pertenencias y han obligado a la gente a salir del campamento", informaba ayer Abdeslam Lahsen, presidente de la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (Afapredesa) desde Argelia. Según denuncian varias fuentes saharauis, el Ejército llenó dos camiones con setenta personas "y no sabemos dónde las han llevado, sólo sabemos que están detenidas". "No sabemos cuántos muertos ni heridos hay porque los militares se los han levado", denunciaba Lahsen.
Como él, los saharauis de los campamentos de refugiados y quienes se encuentran lejos de El Aaiún recibían información con cuentagotas. Las comunicaciones habían sido bloqueadas y los medios de comunicación vetados. El Gobierno marroquí evitó ayer por todos los medios que hubiera testigos de la brutalidad empleada contra los saharauis. De hecho, desde que comenzó la protesta hace casi un mes, ni periodistas ni observadores internacionales han tenido acceso al Sahara Ocupado. La única información salía a través de las webs y blogs de varios activistas allí presentes.
Los enfrentamientos se trasladaron ya por la mañana a la ciudad de El Aaiún, donde las fuerzas marroquíes registraron las casas saharauis y detuvieron también a varios activistas. Asimismo, armaron a los colonos marroquíes de la zona, quienes se sumaron a los enfrentamientos contra los saharauis.