Bilbao. Ha muerto un icono hollywoodiense en la producción de películas. Robert F. Boyle ha muerto en el hospital Cedars Sinai de Los Ángeles por causas naturales a los 100 años de edad. Ganador de un Oscar honorífico que entrega la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas, este director de arte estuvo cuatro veces nominado a la estatuilla por su trabajo en clásicos como Con la muerte en los talones, El pistolero o El violinista en el tejado. Boyle murió el pasado domingo por causas naturales después de haber pasado dos días ingresado en el hospital Cedars Sinai de Los Ángeles. Tenía 100 años de edad y ha fallecido pocos días antes de su cumpleaños, ya que el próximo día 10 hubiera cumplido 101.

Nacido en Los Ángeles en 1909, corrían los convulsos años treinta cuando un entonces joven arquitecto dio sus primeros pasos en Hollywood casi de rebote colaborando en la construcción de los decorados de algunas de las grandes superproducciones de la época. Con la crisis no se lo pensó dos veces cuando le ofrecieron participar como extra hasta que los estudios Paramount descubrieron su verdadero talento y decidieron contratarle en 1933 como ayudante del director artístico Wiard. Tuvieron que pasar 10 años para que Robert Boyle diera el salto definitivo a los estudios Universal, donde permaneció el resto de su dilatada carrera profesional.

Durante su brillante carrera, que abarca algo más de 60 largos años, ha colaborado con directores de la talla de Alfred Hitchcock, Norman Jewison, Hal Ashby, Arthur Hiller y Don Siegel. Con ellos creó películas como Con la muerte en los talones, Sabotaje, Los pájaros, La sombra de una duda, A sangre fría, Los locos años de Chicago, El violinista en el tejado o El pistolero, entre muchas otras. En todas ellas realizó brillantemente el diseño de decorados.

Fue Hitchcock quien le dio su mayor empujón profesional en 1941 cuando le contrató como director de arte para la que sería su primera gran película Sabotaje, una prolífica colaboración que se extendió a otros grandes éxitos del director británico. En cuanto al diseño de producción, Boyle se reencontró con Alfred Hitchcock en Con la muerte en los talones, Los pájaros y Marnie, la ladrona.

De hecho, Con la muerte en los talones supuso, en 1960, la primera de sus cuatro nominaciones al Oscar que tuvo. Después vinieron Chicago, Chicago, y El violinista en el tejado, dirigidas por Jewison y finalmente El pistolero, que fue su última oportunidad para lograr la tan preciada estatuilla dorada de Hollywood en 1977.

Con más de 90 películas a sus espaldas, en los últimos años había recibido el reconocimiento de toda la profesión, desde el premio a toda una vida del Sindicato de Directores de Arte hasta el sentido tributo que le rindió la American Cinematheque de Los Ángeles. Además, hace nueve años, fue galardonado con el premio de Director de Arte del Año por el Festival de Cine de Hollywood. Pero, sin lugar a dudas, su mayor reconocimiento le llegó en 2008 cuando la Academia de las Artes y las Ciencias de Hollywood decidió homenajear a Robert F. Boyle con un Oscar honorífico a toda su carrera. De esta forma Hollywood hacía por fin justicia con una persona que se había ganado a pulso ser considerado uno de los mejores directores artísticos de todos los tiempos.

Además, hasta su ingreso, la semana pasada, en el Cedars Sinai Medical Center de Los Ángeles, seguía en activo siendo uno de los conferenciantes habituales del American Film Institute Conservatory pasando el testigo a las nuevas generaciones.