"El mejor poema es el que aún no he escrito"
Sergio Oiarzabal (Bilbao, 1973) se ha dedicado a la poesía durante más de veinte años. Su última obra es 'Delicatessen Underground' (Másmedula Ediciones), un poemario de temas universales
Bilbao. Licenciado en Filología Hispánica, profesor de Literatura Española y colaborador en diversos medios de comunicación. Sergio Oiarzabal recibió numerosos premios como el Iparraguirre Saria, Asociación Artística Vizcaina o el Premio Nacional Miguel Hernández 2003. Hace unas semanas presentaba su último poemario, Delicatessen Underground (Bilbao Ametsak).
Desde niño sabía que la poesía le iba a cambiar. ¿Cómo lo intuyó?
Desde siempre sabía que la poesía iba a cambiar mi vida y, de hecho, así ha sido, porque si no no estaríamos hablando. He sido terriblemente analfabeto hasta los once años, edad con la que escribí mi primer poema. Hablar no lo hice hasta los 14, debido a que solamente cuando escribo hablo. Tengo mucho respeto al silencio. Cuando trabajo lo necesito. El silencio hace comprensible la música y las lenguas, si no sería un ruido monótono e insoportable.
¿Es un escritor nocturno?
He escrito en soportales, en autobuses, trenes, en mi casa y en vías públicas, y cualquier momento es bueno. De todos modos, el mejor poema es el que aún no he escrito.
Premio Nacional Miguel Hernández 2003. ¿Fue un salto en su carrera?
Para mí todos los premios son importantes. Me premiaron en el instituto con 14 años y me hizo muy feliz. Fue mi primer premio y lo recuerdo con especial ilusión. Cuando gané el Premio Nacional me llamaron de diversas editoriales para aprovechar el boom. Ofrecían cantidades para nada desestimables, pero yo dije que no. Para mí la poesía es un lenguaje místico que nada tiene que ver con el dinero. Siempre he seguido mi camino solo, sin padrinos ni enchufes. Voy haciendo mi camino en solitario. No diré que no necesito una ayuda o un empujón, pero puedo tener la cabeza muy alta.
¿Se considera autodidacta?
Autodidacta cultivado. Soy profesor de lingüística y literatura, tanto en la universidad como en enseñanzas medias, pero tengo esa inquietud de aprender. Si no me marchitaría.
¿A qué autores suele leer?
Eso no lo digo nunca. A todos y a ninguno, porque sería un feo decir éste es mi preferido y el otro no. Yo les quiero, simplemente, porque he aprendido mucho de ellos, tanto de los que me gustan más, como de los que no me gustan.
¿Cómo definiría su estilo?
Cuando deje de divertirme desapareceré como aparecí, con la cabeza alta. Mi deseo es confinar toda mi obra bajo el título de Poética de la violencia, entendida como poesía fogosa, impetuosa, arrebatada. Siempre hay una carga amorosa, pero desde una línea y perspectiva cósmica, para nada pornográfica. Es conceptista, y dentro de eso está el tiempo la muerte, el amor… es decir, los temas grecolatinos, los cuales son el manantial que todavía lee nuestra cultura occidental. Me he forzado durante dos años a no leer nada para encontrar, si es que existe, una voz más pura y más propia, y te aseguro que sí existe. Siempre experimento e indago en mí. Es la teoría de las minas: en una galería encuentras la poesía amorosa, como es el último poemario que he terminado hace unos días, en otro la metalingüística y en otro la surrealista.
La poesía se ve como un género complicado.
Es la primera manifestación de casi todas las culturas del viejo continente. La poesía es un lenguaje místico.
¿Qué sería necesario para hacerla cercana?
Eso está en manos de los profesores de instituto. En mi caso, como profesor, sí les hacía leer. Lo que es evidente es que para decodificar un poema tienes que tener un camino hecho, estar acostumbrado desde pequeño. Una novela es más sencilla. Hay gente que se traga los ladrillos que se venden en los aeropuertos, pero le das un libro de poemas y, como no tiene el hábito, no entiende absolutamente nada. La poesía es como el blues: común y minoritario, pero existen cientos de grupos. Los lectores de poesía son muy fieles, muy conocedores del tema y saben qué leer y qué comprar.
Ha dicho que deja un séquito de plagiadores.
No es para tanto. En realidad no soy nadie a quien plagiar.
¿Alguna vez se ha planteado escribir una novela?
Sí, cuando sea un poco más mayor.
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