En las procelosas conversaciones entre el PSOE y Junts de cara a posibilitar la investidura de Pedro Sánchez, que se prolongaron una semana más de lo previsto, la figura de un verificador encargado de monitorizar el cumplimiento de dichos acuerdos que exigía el partido de Carles Puigdemont fue una de las piedras más difíciles de sortear. Una vez el líder del PSOE ha logrado el objetivo de prorrogar su estancia en Moncloa, y con la legislatura ya en marcha, estos acuerdos empiezan a permear en el discurso de los dirigentes políticos y Sánchez se pronunció ayer por primera vez sobre la figura del verificador, que avaló y cuya utilidad puso en valor.
Fue en una conversación informal con los periodistas que le acompañaron en su gira por Israel, Palestina y Egipto cuando defendió que la inclusión de un mecanismo de verificación en el diálogo con Junts puede ser de ayuda teniendo en cuenta la “desconfianza” entre esta formación y el PSOE. En un arrebato de sinceridad, admitió que son dos partidos que parten de posiciones muy distintas y vigilan por el rabillo del ojo sus respectivos movimientos, por lo que el mecanismo de verificación, que reivindica también ERC, “puede incluso ayudar”.
El pacto firmado por el PSOE y Junts en Bruselas tras una intensa negociación en la que participaron el número tres de los socialistas, Santos Cerdán, y el expresident Puigdemont, contempla en su articulado un mecanismo de verificación internacional encargado de “acompañar, verificar y realizar seguimiento de todo el proceso de negociación y de los acuerdos entre ambas formaciones a los que se llegue”.
En los próximos días está previsto que se reúnan en Suiza el PSOE y Junts con la presencia de esa figura mediadora que pactaron y por ahora solo se sabe que en nombre de los socialistas acudirá su secretario de Organización, Santos Cerdán. Sánchez no concretó quienes le acompañarán, ya que es una cuestión que aún tienen que decidir, pero descartó de forma tajante que acuda él personalmente. Añadió que, al contrario de los rumores que han circulado en los últimos días, tampoco estará el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.
Normalidad política
Sánchez insistió en que el PSOE ha negociado con Junts de forma pública y ha dado a conocer su acuerdo a la ciudadanía, afeando al PP que también intentara negociar con los independentistas catalanes pero no haya dado explicaciones al respecto. Así, criticó que no se sabe qué cargo popular se reunió con el partido de Puigdemont, dónde y qué le ofreció. A su juicio, hay que aspirar a resolver este conflicto, y el hecho de que la situación en Catalunya diste mucho de la de 2017 prueba que están en la dirección correcta. Insistió en que una de sus principales obligaciones es consolidar la normalidad política en Catalunya.
Preguntado sobre si cree que la ley de amnistía que se ha registrado en el Congreso en virtud de los acuerdos con Junts y ERC puede terminar pasándole factura, el secretario general del PSOE sostuvo que ahora tiene cuatro años de legislatura por delante y que aunque en su momento los indultos a los líderes del procés generaron mucha polémica “hoy ya nadie me reprocha las medidas de gracia”.
Por otra parte, minimizó el recorrido que puedan tener los esfuerzos del PP de llevar a Europa el debate en torno a la ley de amnistía, recordando que en el debate sobre el Estado de Derecho en el Estado celebrado el pasado miércoles en la Eurocámara, el comisario de Justicia, Didier Reynders, dejó claro que la situación en Catalunya es un asunto interno de España.
Sánchez enmarcó esta forma de proceder de los de Feijóo en la “estrategia del PP de exportar debates internos y desprestigiar”, al tiempo que expresó la voluntad del Gobierno que lidera de dar a Bruselas toda la información que necesite. Aclaró por último que no ha hablado en ningún momento de la ley de amnistía con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Tender puentes con el PP
Acuerdo de renovar el CGPJ. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afeó al PP la “polarización asimétrica” que está llevando a cabo con sus insultos, a los que dejó claro que el Ejecutivo que encabeza no va a responder. Al mismo tiempo, manifestó su voluntad de “tender puentes” para el acuerdo con el principal partido de la oposición. Pese a reacciones como las de Ayuso o Feijóo, el líder socialista aspira a llegar “a acuerdos entre el Gobierno y el PP” bajo el argumento de que eso “sería bueno para el país”. “El más urgente”, a su juicio, sería el de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).