Pese a ser un frontón con solera e historia, el centenario Artza, construido en 1913 y reformado para cubrirlo en 1974, no ha sido puerto de paso para los grandes campeonatos. Los pelotazales más veteranos del lugar a duras penas recuerdan un duelo del Manomanista entre Maiz II y Beristain. Pero nada más. El Cuatro y Medio nunca ha recalado en Bermeo. Hasta ahora. Por que este sábado, este coqueto recinto con intenso sabor marinero, ubicado a pie de muelle entre el puerto viejo y su más moderna extensión, acogerá un duelo decisivo del torneo de la jaula. La emblemática villa pesquera será un caladero de ilusiones para Joseba Ezkurdia y Erik Jaka, quienes allí se jugarán en un cara o cruz un billete a las semifinales. En el peldaño superior, Jokin Altuna espera al ganador.

Ambos protagonistas se han reunido esta mañana allí para proceder con la protocolaria elección de material. Ni las pelotas ni la cancha serán excusa a la que achacar la derrota para ninguno de ellos. "Las mías (105,8 y 106,1 gramos) son más rápida, para meter más ritmo. Las suyas (105,4 y 106,2) son más tranquilas", señalaba Ezkurdia, a gusto con lo visto. "El material es bonito. Hay tres pelotas bastante parecidas, sin demasiada salida y que andan por abajo, y otra un poco más potente, con más vuelo, pero en general, son correctas", añadía Jaka. El Artza no es un frontón por el que hayan transitado mucho. "He jugado una vez, pero no tiene mala pinta, quizás el frontis hace algún extraño", apuntaba el vigente campeón del Cuatro y Medio. Su rival abundaba en ello. "Venía sin referencias, porque hacía mucho que no jugaba aquí. El frontis y la pared izquierda son bastante irregulares, pero las condiciones son iguales para los dos. A ver quién se adapta mejor a ellas el sábado", aseveraba Jaka.

Ezkurdia, el campeón, se la juega tras encajar el pasado viernes en el Club Deportivo frente a Peio Etxeberria una derrota (19-22) que le escoció más por la forma que por el fondo. "Desde el principio estuve fuera del partido, sin saber colocarme. Jugué con muchas dudas y no supe gestionar bien los tiempos. El mérito lo tuvo él, porque metió mucho ritmo, pero el frontis tenía mucha salida y yo andaba indeciso sobre si adelantarme o si quedarme atrás. Eso me llevó a pegar muchos pelotazos malos a destiempo, siempre a bote pronto… Eso lo tengo que corregir. Se me escapó el partido, luego seguí trabajando y al menos apreté el marcador. Ahora tengo otra oportunidad. Tendré que jugar con más decisión, con las ideas más claras, porque físicamente me veo bien, con chispa. Lo bueno es que tengo en mis manos el pasar a semifinales", explicaba.

Ahora Ezkurdia tendrá otro contrincante "totalmente diferente", como es el guipuzcoano. "Los dos son grandes pelotaris y ambos juegan al ataque, pero Jaka lo hace mucho más en corto, buscando la chapa. Peio es más de meter ritmo", distingue. Pasada la página de la derrota en Bilbao, el campeón se ha reseteado: "Estoy con ganas e ilusión. Entrar entre los cuatro mejores es un premio bonito".

Por su parte, Jaka, superado el varapalo sufrido en el arranque de la liguilla ante el citado Etxeberria (9-22), llega con el descanso y el 22-0 a favor que le otorgó la baja de Salaberria en la pasada jornada de la liguilla. "No es ni bueno ni malo", decía el de Lizartza sobre ese paréntesis en la competición. "La semana pasada aproveché para entrenar y llego a la tercera jornada con vida y dependiendo de mí mismo. Ambos partimos de cero, todo está abierto, al cincuenta por ciento. Estoy confiado en que tengo posibilidades de ganar", comentaba. Aunque en la mayoría de las ocasiones en que se han cruzado en el Cuatro y Medio, el triunfo ha sido para Ezkurdia, Jaka se aferra al precedente de la semifinal de 2020, en la que hizo hincar la rodilla al gigantón de Arbizu (22-16): "Es, con Altuna, el mejor de la modalidad durante los últimos años. Pero, si ya le he ganado en la distancia, ¿por qué no lograrlo otra vez?".