DICEN que no hay quinto malo y Jon Rahm puede alcanzar ese cifra de triunfos este año en la que para él es una cita ineludible, el Open de España que hoy jueves comienza en el Club de Campo Villa de Madrid. Tras su excelente actuación en la Ryder Cup, “que me desgastó más que ninguna otra”, el golfista de Barrika moderó las celebraciones y recargó pilas con unas cortas vacaciones en Italia porque sabía que esta semana iba a ser muy exigente para él. Rahm es el centro de atención, casi el único del torneo, y sus compromisos han sido muchos antes de ponerse a jugar hoy jueves a partir de las 9.30 horas junto a Rafa Cabrera Bello, ganador del torneo en 2021 en la única edición de las últimas cuatro que no ha ganado el vizcaino, y el alemán Yannick Paul, que estuvo hasta el final en las quinielas para disputar la Ryder.

Rahm inauguró un espacio de minigolf en el hospital infantil del Niño Jesús, una iniciativa promovida por el fallecido Ramón Barrenechea y en la que ha colaborado con la Fundación Aladina, atendió otras citas con sus patrocinadores y presentó el torneo en compañía del alcalde de Madrid. Hoy, cuando pinche la bola en el tee del 10 para su primer golpe, todas las miradas estarán puestas sobre el emblema actual del golf español, como ha sido desde que empezó a disputar el torneo. “Aquí siento presión y motivación porque la gente quiere verme jugar bien y yo quiero cumplir, pero esta adrenalina hay que saber manejarla”, afirma Rahm, que ya el lunes estaba practicando en el Club de Campo, “aunque puede haber muchos cambios de cómo estaba el lunes a cómo puede estar el jueves”, sobre todo por el calor que ha hecho estos días en Madrid.

El jugador barrikoztarra puede superar en el palmarés del Open de España a Severiano Ballesteros “y siempre que mi nombre está junto al suyo supone un honor, aunque tampoco quiero pensar demasiado en ello” si consigue su quinto triunfo del año en 21 eventos disputados, que sería el primero en el DP World Tour, en el que persigue a Rory McIlroy y quiere recortar distancias antes de la final de Dubái del mes que viene. Desde que es profesional, cada año ha ganado al menos una ve en cada circuito. Txema Olazabal también logró cinco victorias en 1990 y eso es otra fuente de motivación en un torneo que Rahm domina con mano firme. El año pasado logró la mayor diferencia de golpes respecto al segundo en la era moderna (seis), firmó el récord del campo (62) y las majores marcas en golpes totales (259) y respecto al par (-25).

Con todos los cambios y movimientos que está habiendo en el golf mundial y un acuerdo entre circuitos que no termina de fraguarse ya que los jugadores quieren tener voz en las decisiones, Jon Rahm no puede asegurar si este será el último Open de España que dispute. El inglés Justin Rose, otro de los ganadores de la Ryder, es el otro gran nombre del torneo este año, pero el número 3 de mundo cree que “hay que hacer algo para que otros jugadores que igual no tienen en mente este torneo quieran venir. Hay que tener la ambición de que este torneo sea tan grande y poco a poco llegar al nivel de otros”.

La competencia cada más es más grande y todo se reduce a lo mismo en ambos lados del Atlántico: “Obviamente, el dinero de los premios tiene que subir y también ponerlo en cierta fecha en el calendario para que igual los que vivimos en Estados Unidos estemos en Europa. Yo intentaré hacer lo que pueda de puertas adentro para convencerlos”. Mientras eso ocurre, Jon Rahm quiere seguir ganando en una cita que para él es muy especial por razones deportivas y familiares.