Desde su fundación en 1850, la misión de la revista La Civiltà Cattolica es defender la religión católica y la Santa Sede. Considera que la mejor defensa es el ataque, de tal modo que La Civiltà Cattolica, como publicación de combate, refleja la cultura católica de la segunda mitad del siglo XIX y de la primera mitad del XX, con ecos que aún se escuchan bien entrado el primer cuarto del siglo XXI.
Sus adversarios son la Revolución francesa y sus herederos el liberalismo y -más adelante- el socialismo y el comunismo. Es antimoderna en el sentido de Pío IX y del Syllabus, pero también “integralista” en el sentido de León XIII y Pío X, como lo indica su lema “restaurar todo en Cristo”.
A partir de 1880, a su denuncia constante de la masonería internacional se añade un antisemitismo violento y polémico que no baja de intensidad sino hasta 1914.
“Son los peores enemigos de Cristo y de su Iglesia, además de ser los enemigos del género humano”, llegan a decir.
Cuajó ese antisemitismo católico, que afirma distinguirse del antisemitismo “vulgar” y materialista y que elabora la tesis del complot judeo/liberal/masónico. El símbolo de la conjura, los redactores de La Civiltà, lo encuentran en la persona de Ernesto Nathan, alcalde de Roma en 1901, judío y francmasón. Hasta 1914 denuncian sin cesar al pueblo “deicida” que odia de manera implacable a Jesús de Nazareth, tiene la voluntad de destruir su Iglesia y practica el sacrificio ritual de un niño cristiano.
No podremos avanzar ni social ni legislativamente sin reflexionar sobre el antijudaísmo (la denominación “antisemitismo” es la versión moderna que introdujo el político alemán Wilhelm Marr; fundador de la organización “Liga antisemita”) que, aún hoy día, en pleno siglo XXI, es necesario y obligatorio denunciarlo ya que en nuestra Europa, heredera de Grecia y Roma, sigue existiendo de manera y forma arraigada en el subconsciente colectivo. “Hacer una judiada”, es algo despectivo.
En palabras del navarro Martín Corera Izu, Letrado de la Administración de Justicia, Profesor y Master en Abogacía de la UPNA, en Antisemitismo y la teoría de la asimilación el antijudaísmo resulta, verbigracia, una señal de alarma para Europa.
Si terminamos por trivializar los incidentes antisemitas -señala- nos ocurrirá, otra vez, como a ese héroe incomprendido miembro de la resistencia polaca, Jan Karski, cuando recorre media Europa informando a los Aliados de la destrucción del gueto de Varsovia y del secreto de los campos de exterminio, y nadie le cree. O lo tachan de “exagerado”.
La Fundamental Rights Agency (acrónimo en inglés, FRA), Agencia Europea para los Derechos Humanos de la UE, emite un informe donde concluye que los propios judíos consideran que el antisemitismo es hoy un problema en países como Alemania, Hungría, Francia o el Reino Unido. Un 26 por ciento de los judíos europeos dice haber sufrido acoso. Y en este punto es inadmisible la neutralidad.
En el ejercicio de borrar las culpas, expiación, están aún en Austria para saldar las cuentas con su pasado, afirma el Profesor. La Haus der Natur de Salzburgo seguiría dirigida por un ex alto mando de las SS, Eduard-Paul Tratz si el ciclo biológico no hubiese llegado a su destino. En caso contrario, aún se le calificaría como “zoólogo austriaco”, con su busto incluido, cerca de la entrada del museo, tratando de demostrar que los judíos son una “raza inferior”.
Siguiendo al Letrado Corera Izu, en el mismo país, el ejemplo de la afamada Filarmónica de Viena y su profunda involucración con el nazismo. Nada más producirse la anexión de Austria por los alemanes, muy celebrada entre la población austriaca, aparecen las primeras listas en las que se clasifica a los trabajadores de la Ópera de Viena en distintas categorías: “judío, medio judío, judío por casamiento”, para despedirlos o forzarles a jubilarse. En 1942 cerca de la mitad de los músicos de la Filarmónica eran miembros del partido nazi. En 1956, la tan contrastada Orquesta, rindió homenaje al dirigente nazi Baldur Von Schirach, supervisor en la deportación de decenas de miles de judíos, otorgándole la más alta distinción, el Anillo de Honor. Bien es cierto que este reconocimiento en diciembre de 2013, fue revocado a Von Schirach y otros cinco muy altos cargos nazis a los que se les había concedido esta distinción.
Todavía se está esperando un minuto de silencio en el Concierto de Año Nuevo por los trece músicos de origen judío que fueron expulsados. Cinco de ellos murieron en los campos de concentración. Podrían hacerlo este próximo 1 de enero de 2023, pero va a ser que no.
El Ayuntamiento de Amsterdam, cuna del gran filósofo Baruck Spinoza, para muchos de nosotros un referente, en 1947, a los judíos supervivientes del Holocausto, les puso innumerables trabas para recuperar sus viviendas confiscadas, y no conforme con ello además, les cobró los impuestos con multas incluidas en concepto de “atrasos”. Hoy día aún está pendiente el contencioso indemnizatorio.
En The New Republic, April 22, 2014, se da el siguiente titular: “Jews ordered to register in east Ukraine”. Se refiere a la zona de los prorrusos de Donetsk. Más concretamente, al Censo de Judíos en las zonas prorrusas de Ukraine.
La libertad de expresión debe tener un límite, y el artículo 510 del Código Penal (introducido por la Ley Orgánica 3/2002, de 22 de mayo), fija la pena de prisión de uno a tres años y multa de seis a doce meses por, entre otros, “motivos antisemitas”.
En 2021 se cometieron en el Estado español un 266,67% de delitos más respecto al año pasado por antisemitismo.
El segundo Plan de Acción gubernamental 2022-2024 se articula de nuevo desde la Secretaría de Estado de Seguridad, siendo la Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio (ONDOD), dependiente de la Dirección General de Coordinación y Estudios, la encargada de su impulso, coordinación y supervisión
En los países occidentales, y en España a mayor abundamiento, las izquierdas posmodernas, en general -salvo excepciones personales, puntuales- con sus simpatías hacia la causa palestina y sus tópicos antisemitas, ahondan en el problema. No están, precisamente, tales actitudes, a favor del diálogo y el entendimiento, y no resulta comprensible, desde cualquier punto de vista racional.
La Iglesia Católica debe contribuir al esfuerzo de la lucha contra esos prejuicios y estereotipos. Resulta perplejo, para nosotros, los cristianos vascos, observar que el Evangelio reproduce ciertos prejuicios antisemitas. Es constatable, hoy, que en nuestro país, Euskadi, ser judío, o amigo de los judíos, también es un peligro. Afortunadamente, nuestra policía integral, la Ertzaintza, así como los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado, se toman muy en serio las amenazas y velan con profesionalidad por nuestra seguridad general. Milesker!.
La comunidad judía más numerosa de Europa se concentra en Francia. Con dos sinagogas en Baiona, Laburdi, Iparralde. La sinagoga principal se encuentra en la calle Maubec y no es casualidad, ya que tanto la calle como el barrio baionés de Santo Espíritu lo crearon los judíos a los que en un principio no se dejaba vivir dentro de las murallas de Baiona, que se encuentran al otro lado del río Aturri.
Aunque la de Baiona es la mayor comunidad judía de Ipar Euskal Herria, algunos de sus miembros optaron por establecerse en Miarritze-Biarritz, o en pueblos como Bastida o Bidaxune.
Ipar Euskal Herriko juduen komunitate handiez gain, familia bakar batzuk herri txikiagotan bizi izan ziren. Horren adierazle dira Azkaine erdialdean dagoen Luberria etxeko bihitegian ikus daitezkeen sinboloak. 1669an sortu zen etxe honen historiari begiratuta ez dira izen juduak agertzen jabeen zerrendan; euskaldunak dira guztiak, baina teilapeko egurretan grabatuak dauden sinboloek ez dute zalantzarik uzten. Erlijioa gordeka praktikatu behar zen garai batekoak direla suposatzen dute gaur egungo biztanleek, grabatuen tokiari erreparatuta.
Las circunstancias concurrentes hoy día en Francia (radicalización de los musulmanes franceses, los prejuicios milenarios, hostilidad de la izquierda antisemita o la mayor popularidad e implantación del partido de extrema derecha Frente Nacional), hace que tres de cada cuatro judíos franceses, también vascos entre ellos, hayan pensado en emprender la Aliá (“Aliyá”, “Alyah”) para huir del clima de antisemitismo, que dicen sentir en Francia, y emigrar a Israel.
- Presidente de AVAI-IAEE, Asociación Vasca Amigos de Israel-Israelekiko Adiskidetasun Euskal Elkartea