El Athletic volvió a la competición oficial en Las Llanas y lo hizo pasando a la siguiente ronda de la Copa. Motivos para la satisfacción por el pase seguro que los hay, pero por el desarrollo del partido no creo que tantos. Fue un choque áspero donde el rival de menor categoría apretó de lo lindo ante un equipo rojiblanco falto de juego y ritmo en dosis importantes. Valverde expresó su disgusto por lo que estaba viendo en varias ocasiones. De lo visto esta temporada es de lo más flojo junto al partido de Girona, pero obviamente hay que contextualizarlo.
El River es líder de su grupo, tiene una dinámica espectacular en su categoría y no ha parado de jugar. El Athletic por el contrario llevaba mes y medio casi sin competir y pese a que ha gozado de amistosos, cuatro, no es lo mismo enfrentarte a un rival con algo tan importante como estar en la siguiente ronda que si no te juegas absolutamente nada. El martes en el municipal de Las Llanas pudimos constatar que la cosa era muy pero que muy seria para todos.
El equipo que puso en liza Valverde no sorprendió salvo en una posición. Es cierto que la prueba estaba hecha ante el Burgos y salió bien. Hablo de Guruzeta por la izquierda. Recuperado Berenguer pero sobre todo Muniain suenan más natural para esa demarcación. Una entrada dura de Huete dejó fuera de combate al goleador y entonces sí vimos en las bandas a los Williams, más habituados a jugar por fuera. Aun así no confío Valverde en Iker como primer cambio, sorprendente. El míster sabrá el porqué. El que jugó y resolvió es el de casi siempre, Raúl García, qué futbolista.
Iñigo Martínez tampoco estuvo de inicio y ya anticipó Ernesto que andaba con problemas en la planta del pie. Vivian y Yeray tuvieron trabajo extra y si bien estuvieron finos en el corte, en la confección sobre todo el de Barakaldo se complicó bastante más la vida. En definitiva que objetivo cumplido pero toca apretar los dientes estos siete días antes del partido ante el Betis en el Villamarín.
